En un esfuerzo por revertir los efectos de la minería aurífera en Madre de Dios, el Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP) ha iniciado un ambicioso proceso de restauración ambiental junto a la comunidad nativa El Pilar. A través del proyecto Demanda Adicional 2025, la entidad busca recuperar suelos y cuerpos de agua, al tiempo que impulsa el desarrollo económico sostenible.
Durante una jornada de capacitación, investigadores del IIAP enseñaron a los pobladores a usar mapas para monitorear zonas impactadas por la minería ilegal. También se conformó un equipo de veedores comunitarios, encargados de acompañar técnicamente el proceso de recuperación de su territorio. Esta es la primera de varias actividades que fortalecerán la vigilancia y gestión ambiental local.
El impacto de la minería ha sido devastador. Solo en los últimos cuatro años, se han degradado más de 24 000 hectáreas de bosque en Madre de Dios. Frente a esta realidad, el IIAP proyecta reforestar 250 hectáreas, 30 de ellas dentro de El Pilar. Con ayuda de drones, se han identificado las áreas más críticas para intervenir y dar inicio a la restauración ecológica.
La comunidad de El Pilar se ubica a 15 kilómetros de Puerto Maldonado, vía fluvial. Y cuenta con 207 habitantes dedicados principalmente a la agricultura de subsistencia. En paralelo a la reforestación, el proyecto busca mejorar la seguridad alimentaria mediante la producción de abono orgánico y la instalación de invernaderos para cultivos de hortalizas.
Otro eje clave es la implementación de jaulas flotantes para la crianza de peces. Se trata de una tecnología innovadora que permitirá evaluar la viabilidad de la piscicultura en zonas contaminadas por metales pesados. Esta alternativa busca no solo mejorar la dieta de las familias, sino también generar nuevos ingresos sostenibles.
Con estas acciones, la comunidad El Pilar da un paso firme hacia un modelo de desarrollo que une la conservación ambiental con la autosuficiencia alimentaria y económica. El compromiso conjunto entre científicos y pobladores marca el inicio de una experiencia replicable en otras zonas degradadas de la Amazonía peruana.