La frontera entre Chile y Perú atraviesa uno de sus momentos más tensos en años, luego de que el gobierno peruano desplegara a sus fuerzas armadas a lo largo de más de 100 kilómetros para frenar la salida de migrantes irregulares desde territorio chileno. El estado de emergencia anunciado por José Jerí encendió alarmas en ambos países, especialmente tras las declaraciones del candidato chileno José Antonio Kast. Cuyos mensajes aceleraron los movimientos migratorios y elevaron la presión política sobre el presidente Gabriel Boric.
El anuncio de Jerí, difundido a través de X, marcó un giro drástico en la administración fronteriza peruana. Con un mensaje directo, el presidente aseguró que aplicará un programa multisectorial de intervención, comenzando por Tacna, con el fin de evitar que la frontera siga funcionando como un “coladero”. La decisión implica militarizar no solo el límite con Chile sino también otras provincias limítrofes, y sitúa bajo vigilancia estricta los 169 kilómetros que comparten ambos países, ante el temor de un repunte migratorio impulsado por los llamados desde Chile a la salida voluntaria de personas en situación irregular.
Las declaraciones de Kast intensificaron el clima político. El candidato presidencial propuso un plazo de 106 días para que migrantes irregulares abandonen Chile por su cuenta si él ganara la elección. Aseguró que Perú actuó dentro de sus atribuciones al decretar el estado de emergencia y adelantó que otros países podrían seguir la misma ruta. Además, responsabilizó a Perú y Bolivia de permitir el ingreso de extranjeros por pasos no habilitados, y pidió facilitar el retorno de quienes buscan volver a sus países. En este contexto, emplazó a Boric a visitar la región de Arica para enfrentar directamente la creciente tensión.
En la zona norte, las autoridades locales también encendieron las alarmas. Diego Paco, gobernador de Arica y Parinacota, manifestó preocupación por el escenario internacional y cuestionó la ausencia del mandatario chileno en la región, señalando que la población vive con incertidumbre ante la falta de directrices claras. Recordó que, aunque el flujo migratorio disminuyó respecto a los años de pandemia, la posibilidad de nuevos movimientos masivos obliga a preparar protocolos y acciones concretas, más aún cuando Perú ya desplegó a sus fuerzas armadas.
El futuro inmediato sigue marcado por interrogantes. Con miles de migrantes —principalmente venezolanos, ecuatorianos y colombianos— buscando alternativas para salir de Chile, incluso se evalúa promover retornos aéreos que eviten la frontera militarizada, según reportó DNews. Pero cualquier decisión dependerá de negociaciones bilaterales y de cómo ambos gobiernos manejen la creciente presión. El episodio deja a Chile y Perú frente a uno de los momentos más delicados en materia migratoria reciente, observado de cerca por otros países de la región.




