Hallan cuerpo de trabajador desaparecido en Aguada Blanca

El prolongado operativo desplegado en la represa Aguada Blanca llegó a su desenlace con el hallazgo del cuerpo de Félix Santos Choque, trabajador de Autodema desaparecido desde el 5 de noviembre. Durante días, equipos técnicos y personal especializado rastrearon el embalse sin pausa, mientras la familia recibía acompañamiento institucional en medio de una incertidumbre que crecía con cada jornada sin resultados.

La confirmación de Autodema cerró una búsqueda que se extendió durante varias jornadas y que obligó a movilizar equipos por distintos frentes. Una vez ubicado el cuerpo, la institución facilitó el ingreso de la Policía Nacional y de peritos forenses para ejecutar los procedimientos establecidos por ley. La comunicación con la familia fue inmediata, y el acompañamiento —sostuvo la entidad— continuará mientras avanza el proceso formal que sigue a estos casos.

En la etapa previa al hallazgo, el operativo había crecido tanto en alcance como en complejidad. Drones, sondas de profundidad y equipos de rescate especializados se movilizaron alrededor de la represa, mientras buzos entrenados en operaciones a gran altitud inspeccionaban sectores de difícil acceso. Desde el inicio, el gerente de Autodema, Duberly Otazú García, supervisó las acciones en el embalse y coordinó la participación de especialistas privados para reforzar la búsqueda.

La institución también dispuso apoyo permanente para la familia de Santos Choque, cubriendo traslados, alimentación y asistencia emocional. Quienes participaron en el operativo describieron el ambiente como tenso y marcado por la preocupación, pues cada día sin respuestas profundizaba la sensación de no saber qué había ocurrido. El acompañamiento institucional buscó aliviar, en parte, esa espera que se prolongaba sin certezas.

El Ejército del Perú se sumó posteriormente con buzos expertos, cuya intervención estaba prevista para continuar. Sin embargo, el hallazgo se produjo antes de que se completaran todas las fases planificadas. Con la ubicación del cuerpo, termina una etapa angustiante para los allegados del trabajador, pero comienza otra: la de las investigaciones que deberán esclarecer las circunstancias de su desaparición y muerte.