Una masiva ofensiva policial ejecutada este martes en Río de Janeiro contra el Comando Vermelho, una de las mayores organizaciones criminales de Brasil, dejó un saldo estremecedor de 64 muertos. Incluyendo cuatro agentes de seguridad y 81 personas detenidas. La operación, que involucró helicópteros, vehículos blindados y 2.500 agentes, irrumpió en los complejos de Alemão y Penha. Estas son las mayores favelas cariocas. Este balance fatal posiciona la acción como el operativo más letal registrado en la historia de la ciudad contra grupos criminales. La acción concentró la incautación de 42 fusiles de alto calibre y la movilización de tecnología de reconocimiento y ataque.
El objetivo principal del despliegue policial fue la captura de Edgar Alves de Andrade, conocido por los alias «Doca» o «Urso». La Fiscalía señala a «Doca» como el jefe regional del Comando Vermelho en el conjunto de favelas de Penha. El criminal acumula más de cien causas judiciales por homicidio, tráfico de drogas, tortura y asociación criminal. Las autoridades lo vinculan a la coordinación del narcotráfico en Vila Cruzeiro y Morro do Sao Simao, además de ataques directos a delegaciones policiales en 2025. El gobierno mantiene activa una recompensa de 100.000 reales, equivalentes a unos 17.500 dólares, por información que permita su ubicación y captura.
La letalidad de la operación ha puesto en el foco la política de seguridad implementada por el gobernador de Río de Janeiro, Cláudio Castro. Chris Dalby, director del observatorio World of Crime, declaró que esta intervención es la más mortífera en la historia de la ciudad contra grupos criminales y señaló que tres de las cuatro operaciones más letales han ocurrido durante la gestión de Castro. Dalby añadió que «Doca» representa una amenaza real, siendo el «arquitecto de la expansión violenta» del Comando Vermelho hacia otras favelas e incluso a otros estados, donde mantiene conflictos con las milicias. Estas milicias, organizaciones criminales vinculadas a la ultraderecha, están formadas, en muchos casos, por policías y militares en activo o retirados.
El Comando Vermelho, nacido en 1979 en una cárcel de Río, se ha consolidado como una estructura de ámbito nacional. La organización opera mediante una red descentralizada que incluye capos en cárceles, lugartenientes en favelas y soldados que controlan puntos de venta. Su poder se sustenta en el narcotráfico y en el control territorial de barrios históricamente abandonados por el Estado. Según la fiscalía, el complejo de Penha y Alemão es un «punto estratégico» para el flujo de drogas y armas debido a su cercanía con autopistas clave. El gobernador Castro, al calificar la acción de «guerra», afirmó que Río está «sola en este enfrentamiento» y denunció que las Fuerzas Armadas rechazaron hasta tres peticiones de apoyo con blindados.
En este contexto de confrontación, la población del norte de Río padeció escenas propias de un conflicto bélico. La jornada se caracterizó por ráfagas de tiros, interrupción de servicios públicos y la suspensión de clases en 45 centros educativos, afectando a más de 200 mil personas. Organizaciones de derechos humanos han reiterado sus denuncias contra este tipo de intervenciones. Human Rights Watch (HRW) alertó en septiembre de 2025 sobre un proyecto de ley en Río que ofrecería incentivos económicos a la policía para disparar a sospechosos. HRW también ha señalado históricamente que muchas muertes en enfrentamientos oficiales no son combates legítimos, sino ejecuciones extrajudiciales, lo que perpetúa un problema estructural de impunidad y letalidad policial en Río.




