La confianza en la Policía Nacional del Perú (PNP) atraviesa su punto más crítico en los últimos diez años. De acuerdo con un informe del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), solo el 14,2% de la población expresa aprobación hacia la institución. La cifra confirma una caída sostenida desde 2020, año en que alcanzó su mayor nivel con 28,2%.
El estudio del Observatorio Nacional de Seguridad Ciudadana señala que el deterioro coincide con una seguidilla de escándalos internos y denuncias por abuso de autoridad. El reciente asesinato del joven rapero Eduardo Ruiz, conocido como Trvko, y los cuestionamientos por la represión en protestas, han profundizado la percepción de desconfianza.
Entre enero y agosto de este año, casi mil policías fueron detenidos por delitos que van desde violencia familiar hasta actos de corrupción. Según la Inspectoría General, 222 casos están vinculados a agresiones contra la mujer y 191 a delitos contra la administración pública.
Para el exdirector de la PNP, Eduardo Pérez Rocha, el problema se origina en la falta de control interno. “Cuando los ciudadanos denuncian y luego son amenazados, el mensaje es que la policía no protege, sino que intimida”, afirmó.
A su vez, el exministro del Interior, Wilfredo Pedraza, considera que la crisis institucional responde también a la inestabilidad política. “Cada cambio de ministro paraliza procesos y deja sin dirección a la PNP. La corrupción se multiplica cuando no hay control”, explicó.
Ambos coinciden en que recuperar la confianza requiere resultados visibles frente a la delincuencia. Retomar el trabajo comunitario, fortalecer las unidades de inteligencia y separar de inmediato a los agentes involucrados en delitos serían pasos urgentes. Mientras tanto, el descrédito continúa en aumento, y la distancia entre la policía y la ciudadanía parece ensancharse cada vez más.




