Entre techos carcomidos, equipos averiados y pasillos saturados de camillas, el Hospital Nacional Carlos Alberto Seguín Escobedo enfrenta una crisis que ya no puede ocultarse. Una reciente visita de la Contraloría General de la República dejó al descubierto un escenario que parece propio de un hospital abandonado, no de un establecimiento de referencia nacional: operaciones suspendidas, carencia de insumos y pacientes que esperan más de un año por una cirugía.
Según el informe N.º 025-2025-OCI/0663-SVC, las observaciones detectadas afectan directamente la bioseguridad y la calidad de las intervenciones quirúrgicas. Sucede que la infraestructura del centro quirúrgico es inadecuada. Las diez salas de operaciones —seis en el tercer piso y cuatro en emergencia— carecen de un corredor técnico unidireccional para el traslado de residuos. Esto expone al personal y pacientes a la contaminación. Además, los pasillos son utilizados para almacenar equipos, contraviniendo las normas del Ministerio de Salud que exigen mantener las vías libres.
A ello se suma la ausencia de protección radiológica en las salas de traumatología, exponiendo al personal a radiación por el uso de rayos X intraoperatorios. El ente de control también constató que los equipos de aire acondicionado carecen de sistemas de extracción y filtrado, indispensables para mantener la asepsia en ambientes quirúrgicos.

Las deficiencias estructurales alcanzan incluso a los servicios higiénicos. En el tercer piso, donde trabajan cerca de 70 personas, solo existen dos baños. Además, se evidenció el deterioro del techo, con riesgo de desprendimiento y daños al personal y pacientes. Todo ello incumple la Ley General de Salud y las normas técnicas sobre infraestructura hospitalaria.
Equipos obsoletos
También se refleja la falta de equipos biomédicos esenciales. El centro quirúrgico no cuenta con elementos básicos como bombas de infusión, calentadores de sangre, lámparas quirúrgicas rotables, relojes cronómetros, video laringoscopios ni ecógrafos suficientes. Según el personal médico, solo disponen de un ecógrafo para todas las salas, pese a los requerimientos de compra formulados desde 2018.
La unidad contralora también detectó equipos inoperativos y obsoletos, algunos con más de 20 años de antigüedad. El balón intraaórtico y la bomba de circulación extracorpórea están fuera de servicio, impidiendo la realización de cirugías cardiovasculares. Tres electrobisturís y varios vaporizadores se encuentran descalibrados, sin mantenimiento preventivo. Estas fallas han obligado a suspender procedimientos programados.

A esto se suma la falta de insumos quirúrgicos, que ha provocado la cancelación de operaciones pediátricas y odontológicas. La jefa del servicio entregó documentos que confirman el desabastecimiento de tubos endotraqueales, indispensables para anestesias en niños. La Contraloría advierte que esta situación vulnera el derecho de los asegurados a recibir atención oportuna y equitativa.
En lista de espera
A consecuencia de ello, el hospital acumula una lista de espera quirúrgica de 3 270 pacientes, según el reporte de septiembre de 2025. Las demoras superan los 500 días en especialidades como oftalmología, traumatología y neurocirugía. En muchos casos, los pacientes pierden la vigencia de sus exámenes prequirúrgicos, debiendo repetirlos. Esto agrava los tiempos de atención.

El informe señala que, aunque el hospital ejecuta un “Plan de Desembalse Quirúrgico”, este solo abarca tres especialidades, dejando al resto de pacientes sin fecha definida de operación. Estos procesos afectan la eficiencia del sistema y el acceso a una atención quirúrgica de calidad. El caso del hospital Carlos Seguín Escobedo vuelve a exponer la precariedad estructural de la red de EsSalud en Arequipa. Mientras las salas quirúrgicas se deterioran y los equipos se inutilizan, miles de pacientes esperan una cirugía que no llega.




