El Toromata: Biodiversidad en riesgo desde Atiquita hasta Jaquí

Abg. Arturo Montesinos Neyra. Analista político

En la árida costa sur del Perú, las Lomas de la Comunidad Campesina de Atiquipa, Yauca, Jaquí, se alzan como un oasis biológico en medio del desierto, una excepción geográfica que representa uno de los ecosistemas más singulares del país. Ubicadas en la provincia de Caravelí, región Arequipa, estas lomas constituyen un refugio natural donde convergen especies endémicas, recursos hídricos provenientes de la neblina y una relación ancestral con las comunidades locales. Sin embargo, la riqueza ecológica del lugar contrasta con la desidia del Gobierno Regional y Nacional.

La diversidad biológica de las Lomas de la Comunidad Campesina de Atiquipa, Yauca, Jaquí, es notable. Albergan más de 350 especies de flora y fauna, muchas de ellas endémicas, como la Tillandsia latifolia o la Carica candicans, y especies emblemáticas como el zorro costeño (Lycalopex sechurae) o el picaflor gigante (Patagona gigas). La flora actúa como un sistema natural de captura de agua mediante los “atrapanieblas”, contribuyendo a la recarga de acuíferos locales y a la agricultura de subsistencia de la Comunidad Campesina de Atiquipa, Yauca,Jaquí. Este entorno también tiene un valor cultural y educativo incalculable, al representar un laboratorio natural para la investigación sobre adaptación climática y manejo sostenible de ecosistemas áridos (SERNANP, 2021). 

El Gobierno Regional de Arequipa, si bien reconoce la importancia ecológica del área, no ha consolidado un plan de gestión integral que articule a los sectores ambiente, agricultura, educación y turismo. El apoyo económico es limitado por no decir nulo, y las alianzas con la comunidad y las universidades locales son aún incipientes. 

La falta de una política sostenida para la protección de las Lomas de la Comunidad Campesina de Atiquipa, Yauca, Jaquí, revela la indiferencia estructural del Estado hacia los ecosistemas frágiles. A pesar de los compromisos asumidos en el marco de la Estrategia Nacional de Diversidad Biológica, el Estado no ha garantizado un financiamiento estable ni mecanismos efectivos de vigilancia ambiental. Las políticas públicas suelen concentrarse en zonas urbanas o de alto rendimiento económico, relegando territorios naturales a la marginalidad administrativa. Esa omisión no solo pone en riesgo la biodiversidad, sino también la seguridad hídrica y alimentaria de las comunidades rurales que dependen de ella. La ausencia de voluntad política se traduce en la pérdida de oportunidades de ecoturismo, investigación científica y educación ambiental.

La sostenibilidad de las Lomas requiere una estrategia multisectorial y de largo plazo. En primer lugar, es necesario que el Gobierno Regional y el MINAM impulsen la creación de un Área de Conservación Regional (ACR) que otorgue seguridad jurídica y recursos presupuestales a su gestión. En segundo lugar, debe promoverse un modelo de gobernanza ambiental que integre a la Comunidad Campesina de Atiquipa, Yauca, Jaquí, como actor central en la toma de decisiones.

Además, se recomienda implementar programas de educación ambiental en las escuelas locales, promover el turismo científico controlado y fortalecer la cooperación con universidades y organizaciones internacionales. Finalmente, la articulación entre Estado, comunidad y ciencia debe ser el eje que transforme la retórica conservacionista en resultados verificables.

Las Lomas de la Comunidad Campesina de Atiquipa, Yauca, Jaquí, no solo representan un pulmón verde en el desierto de Caravelí, sino también una prueba de fuego para la gestión ambiental del Estado peruano. Su futuro depende de romper con la indiferencia institucional y de reconocer que proteger la naturaleza no es un lujo, sino una obligación moral y política. Convertir este oasis en un modelo de manejo sostenible sería una forma de reconciliar al país con su biodiversidad y con su propio sentido de responsabilidad frente a la vida.