Los nudos cuánticos del Quipu: Síndrome del vigía

Historias al atardecer Por Sarko Medina Hinojosa

Día 1: El descubrimiento

Mateo Huamán llevaba 192 horas sin dormir cuando su cuerpo dejó de pedírselo. Ocho días exactos mirando el techo del cuarto en Selva Alegre, con su hermano Diego registrando cada signo vital en una tablet.

—Deberías estar alucinando —dijo Diego, revisando los datos—. Tu corteza prefrontal debería estar colapsando.

—Estoy mejor que nunca —respondió Mateo, y era verdad. Podía recitar de memoria conversaciones de hace años, resolver ecuaciones que antes le tomaban horas. Su cerebro había aprendido algo nuevo: dormir por partes mientras permanecía despierto.

La mezcla era simple: nootrópicos, cafeína sintética, y algo que Diego llamaba «el componente X». Un derivado de dimetiltriptamina mezclado con extractos de una planta amazónica que Mateo encontró, llamada «Mapacho».

El día once durmió tres horas. Despertó renovado.

Diego compiló todo en 87 páginas y lo subieron a un servidor encriptado.

Blue Wolf Industries respondió en 48 horas: 2.3 millones de dólares por los derechos, la fórmula y acceso a Mateo.

El padre dijo que no. La madre lloró. Mateo firmó. Tenía veintidós años y en Perú, con ese dinero, podías comprarte medio distrito.

Día 847: El lanzamiento

Marzo de 2036. VIGIL apareció en cada bodega, cada máquina expendedora, cada gimnasio de Corea y Estados Unidos. Una lata plateada con letras azules neón. «¿Para qué dormir cuando puedes vivir?»

Los streamers hacían maratones de 48 horas. Los estudiantes preparaban exámenes durante días enteros. Los vigilantes nocturnos la necesitaban para mantenerse alerta. Los exámenes Suneung marcaron un antes y después: los estudiantes que usaron la bebida para estudiar lograron ingresos excelentes. Se abrió el mercado en lo que quedaba de la Unión Europea.

Mateo se compró un departamento en Cayma con vista al Misti. Diego montó un laboratorio de análisis clínicos en el mismo centro de la ciudad. Blue Wolf les envió contratos de confidencialidad y amenazas legales elegantes, junto a porcentajes nuevos de explotación de la fórmula.

El «componente Alpha y Beta» era ahora propiedad intelectual de la corporación.

Para 2038, VIGIL se vendía en 47 países. 800 millones de dólares anuales.

Día 1,653: El primer caso

Londres, diciembre de 2039. Un joven de 26 años atacó a su compañero de departamento mientras dormía, intentando arrancarle un trozo del brazo con los dientes. Le fracturó tres dientes propios en el proceso.

Cuando llegó la policía, R.M. gritaba que «necesitaba seguir despierto» y que «la carne lo mantendría en el ciclo».

Los análisis mostraron niveles obscenos de los componentes de VIGIL en su sangre. Y algo más: alteraciones neurológicas nunca documentadas en humanos.

—Llevaba 23 días sin dormir —contó la doctora en turno que atendió el caso, en una llamada no autorizada—. Su cerebro mostraba patrones imposibles. Como si estuviera encendido permanentemente, consumiendo energía a un ritmo que el cuerpo no puede sostener. Y entonces busca… compensar.

—¿Compensa cómo? —preguntó el periodista.

—Buscando proteínas específicas. Aminoácidos que el sueño normalmente recicla mediante autofagia celular. Sin sueño, el cuerpo quiere fagocitar externamente.

Un silencio.

—¿Dónde se encuentran esas proteínas en mayor concentración?

—En músculo estriado humano fresco.

Día 1,689: La epidemia global

INFOBAE NEXT | Internacional
15 marzo 2040 | 08:23 GMT

Síndrome del Vigía: 347 casos en 23 países vinculados a bebida energética

Consumidores extremos de VIGIL desarrollan compulsión antropofágica. Blue Wolf Industries niega responsabilidad mientras contrata influencers para defender producto.

LONDRES. El primer caso documentado en diciembre pasado no fue aislado. Hospitales en Londres, Seúl, Ciudad de México, São Paulo, Nueva York, Berlín y Tokio reportan 347 casos confirmados del llamado «Síndrome del Vigía».

La Dra. Patricia Holloway, neuróloga del Hospital St. Thomas que atendió el caso británico inicial, declaró a este medio: «Cerebros con vigilia permanente que el cuerpo no puede sostener. Las consecuencias son antropofágicas.»

Los números: 347 casos confirmados en hospitales, 89 ataques violentos con intento de canibalismo, 12 muertes atribuidas al síndrome, 1,247 desaparecidos en seis meses en ciudades afectadas.

Dr. Chen Wei, psiquiatra forense en Seúl: «Consumidores que superan 15 días sin dormir desarrollan compulsión irrefrenable. Patrón consistente en 47 casos coreanos.»

El caso del influencer mexicano

Marco «El Titán» Vázquez, 3.2 millones de seguidores, promocionaba VIGIL como «secreto de campeones». Arrestado en febrero tras atacar a su entrenador en gimnasio de Polanco.

Su abogada: «Llevaba 31 días sin dormir. Documentó todo en Instagram. Los últimos videos son perturbadores.»

Blue Wolf contrata ejército de influencers

La corporación invirtió más de 180 millones de dólares en campaña de desmentidos. Dr. Roberto Lopo, médico mexicano con 8 millones de seguidores en TikTok, publicó 40 videos defendiendo VIGIL.

«Síndrome del Vigía es histeria colectiva. VIGIL es seguro. Casos reportados son personas con condiciones psiquiátricas preexistentes,» afirmó Lopo en video patrocinado con 15 millones de vistas.

Documentos filtrados revelan: Lopo recibe 85,000 dólares mensuales de Blue Wolf por «consultoría y servicios de comunicación científica».

Influencers médicos en Brasil, España, Filipinas y Estados Unidos firmaron contratos similares.

Socióloga Dra. Amanda Foster: «Misma táctica de tabacaleras en años 50. Compras credibilidad. Conviertes evidencia científica en opinión controversial.»

Las desapariciones

Informe confidencial de Interpol obtenido por este medio: desapariciones sin resolver aumentaron entre 340% y 780% desde 2038 en ciudades con mayor penetración de VIGIL.

Policía metropolitana de Seúl clausuró tres mercados nocturnos en Gangnam tras hallar restos humanos en contenedores. Investigaciones censuradas por gobierno que mantiene acuerdos comerciales con Blue Wolf por 340 millones anuales.

VIGIL sigue vendiéndose sin restricciones en 47 países. Ventas primer trimestre 2040: 1.2 mil millones de dólares.

Día 1,702

Diego apagó la laptop cuando terminó de leer el reportaje. Lo había leído tres veces. Mateo seguía frente a la mesa del laboratorio, rodeado de tubos de ensayo, matraces y una centrífuga que zumbaba suavemente.

—Ya salió —dijo Diego—. InfobaeNext. Se volvió global.

—Lo sé —respondió Mateo sin levantar la vista del microscopio—. Por eso terminamos esto hoy.

Sobre la mesa había dos jeringas con un líquido transparente ligeramente azulado. Diego las reconoció: habían trabajado en esa fórmula durante meses. La contracura. La reversión del componente Alpha.

—¿Funciona? —preguntó Diego.

—Probé una dosis reducida hace tres días. Dormí cuatro horas seguidas por primera vez en año y medio. Sin compulsiones. Sin hambre.

Diego sintió algo parecido a la esperanza.

—Entonces podemos…

—Vendérsela —completó Mateo—. Blue Wolf nos ofrecerá lo que pidamos. Una nueva patente. Millones más. «VIGIL ESTABLE». Ya puedo ver la campaña de marketing.

—Y todo termina —dijo Diego.

Mateo finalmente levantó la vista. Sus ojos estaban inyectados de rojo, las ojeras profundas como cicatrices. Pero había algo más allí. Algo frío. Calculador.

—Sí, todo termina. La crisis. Los ataques. Las desaparecidos. Blue Wolf salva su reputación. Nosotros nos hacemos más ricos. Final feliz.

Diego notó el tono. Lo conocía demasiado bien.

—¿Vamos a parar? —preguntó en voz baja—. Con… lo otro.

Los refrigeradores en el cuarto contiguo zumbaban. Diego sabía lo que había dentro. Quince. Quince de los treinta desaparecidos que iban en lo que llevaba del año en Arequipa. Él mismo había ayudado a transportar tres de ellos.

Mateo se recostó en la silla. Una sonrisa se formó en sus labios manchados.

—No.

—Mateo…

—Alguien tiene que documentar hasta el final nuestro gran descubrimiento, hermano. ¿No lo entiendes? Somos únicos. 

Diego sintió su propia boca salivando. El hambre. Siempre el hambre acechando.