El Centro de Lima se convirtió la tarde del miércoles 15 de octubre en escenario de tensión y confrontación. Diversos colectivos juveniles y organizaciones sociales se movilizaron hasta los exteriores del Congreso de la República, en la avenida Abancay, para exigir la derogatoria de leyes vinculadas al crimen organizado y un cambio en las autoridades del Ejecutivo y Legislativo.

A medida que avanzaban por las calles, los manifestantes se encontraron con contingentes de la Policía Nacional del Perú (PNP), que instalaron barreras para contener la marcha. Lo que comenzó como una protesta pacífica derivó rápidamente en enfrentamientos: se reportó el lanzamiento de objetos contundentes y bombas molotov contra los efectivos, quienes respondieron con gases lacrimógenos y perdigones.

Según informó Fernando Lozada, adjunto para la prevención de conflictos sociales de la Defensoría del Pueblo, 27 policías y 11 manifestantes resultaron heridos, la mayoría con contusiones. Hasta el momento, no se registraron lesiones de gravedad. La PNP detuvo a tres personas por alteración del orden público, quienes permanecen bajo diligencias en la División de Asuntos Sociales. También se confirmó el fallecimiento de Mauricio Ruiz Sáenz de una balazo en la cabeza durante las protestas.

El presidente interino José Jerí condenó los actos violentos y difundió imágenes de los momentos en que un grupo reducido lanzaba bombas molotov hacia la fuerza policial. “Solo buscan el caos y violencia en nuestro país”, afirmó, y destacó que las cámaras de vigilancia documentan los hechos en tiempo real. Por su parte, el alcalde de Lima, Renzo Reggiardo, denunció infiltrados entre los manifestantes que habrían intensificado la violencia, pese a que la marcha tuvo origen pacífico.

La Autoridad de Transporte Urbano (ATU) informó el cierre temporal de estaciones del Metropolitano y desvío de rutas, mientras el tránsito vehicular en el Centro registró congestión extrema. Las calles aledañas a la avenida Abancay permanecieron cerradas y el acceso a la Plaza Mayor y Palacio de Gobierno estuvo restringido.

Hasta entrada la noche, los disturbios continuaban en zonas cercanas al Congreso y al Palacio de Justicia. Los manifestantes, algunos con cohetes y rostros cubiertos, intentaban derribar barreras metálicas, mientras la policía buscaba contenerlos, evidenciando la complejidad y tensión de una movilización que combinó expresión ciudadana con episodios de violencia.

Con información de Infobae

Deja una respuesta