Por Henrry Torres Delgadillo – Especialista en Gestión de Riesgos
En setiembre de 2025, la inversión pública creció un 12.01%, alcanzando los 5,552 millones de soles, según el Ministerio de Economía y Finanzas. El dato, que podría pasar desapercibido entre cifras y porcentajes, revela en realidad una señal estratégica: el Estado vuelve a ser actor clave en la dinamización económica y en la gestión del riesgo país.
Gobiernos regionales y locales lideraron el impulso, con incrementos de 29.8% y 21.8% respectivamente, demostrando que la descentralización —cuando se acompaña de planificación y control— puede traducirse en eficiencia. Sin embargo, la expansión del gasto también exige cautela. Un crecimiento sin mecanismos sólidos de supervisión y transparencia puede transformarse en riesgo financiero y operativo, especialmente en contextos donde la corrupción y la improvisación administrativa siguen siendo amenazas latentes.
La estrategia denominada “Ejecuta+”, impulsada por el MEF de la región de Moquegua, tiene precisamente como objetivo reducir tales riesgos, aunando esfuerzos para desatascar cuellos de botella de la operación y fortalecer la gestión descentralizada. Sin embargo, la clave del éxito de esta estrategia dependerá de la capacidad institucional –de los equipos técnicos de las entidades del Estado– y de la adopción de metodologías de gestión de riesgo (ISO 31000) y la aplicación de métricas públicas de desempeño que midan el impacto, no meramente la ejecución presupuestal.
La inversión pública orientada hacia infraestructura crítica, salud y educación no solo crea puestos de trabajo/asistencia/empleo, sino que también es capaz de reducir vulnerabilidades estructurales y fortalecer la resiliencia del país ante crisis económicas o ante desastres naturales. De ahí que el desafío no esté en gastar más, sino en gastar mejor: con trazabilidad, gobernanza digital y con visión prospectiva que, por un lado, prevenga los riesgos y, por el otro, optimice recursos.
Por último, el futuro económico de Perú dependerá de la búsqueda del equilibrio entre el crecimiento y la sostenibilidad. No se trata solo de ejecutar millones, sino de garantizar que cada sol nos ayude a un Estado mejor, más seguro, más transparente y más competitivo para transformar la inversión en bienestar y en confianza social.