Jane Goodall, referente mundial en la investigación de chimpancés y defensora incansable de la biodiversidad, falleció por causas naturales en California, informó el Instituto Jane Goodall. Su vida marcó un antes y un después en la comprensión del vínculo entre el ser humano y la naturaleza, además de inspirar a generaciones enteras a comprometerse con la conservación del planeta.
Nacida en Londres el 3 de abril de 1934, Goodall mostró desde pequeña un interés profundo por los animales. Su primer acercamiento simbólico fue un chimpancé de peluche, regalo de su segundo cumpleaños, que más tarde se convertiría en el emblema de una vida dedicada a la observación y el cuidado de esta especie. A los 23 años viajó a Kenia, donde conoció al antropólogo Louis Leakey, quien la llevó a participar en investigaciones en la garganta de Olduvai, antes de enviarla a Tanzania para iniciar el que sería uno de los estudios más revolucionarios en el campo de la etología.
En 1960, Goodall comenzó su trabajo en el Parque Nacional de Gombe, en Tanzania, donde descubrió que los chimpancés no solo eran capaces de fabricar y usar herramientas, sino que también tenían comportamientos de caza y complejas relaciones sociales. Estos hallazgos rompieron paradigmas científicos y obligaron a replantear definiciones sobre lo que se consideraba “humano”. En 1965 obtuvo un doctorado honorario en Etología en Cambridge, y en 1977 fundó el Instituto Jane Goodall, institución dedicada a la conservación del hábitat y la protección de la vida silvestre.
A partir de 1987, dejó el trabajo de campo en manos de su equipo y se dedicó de lleno a la divulgación científica y al activismo ambiental. Recorrió el mundo impartiendo conferencias, escribiendo libros y promoviendo la defensa de los animales y la biodiversidad. “Es posible sentir empatía por los chimpancés y al mismo tiempo hacer ciencia”, solía afirmar, destacando su visión profundamente humana en la investigación.
Su trayectoria fue reconocida con más de 20 doctorados honoris causa y premios internacionales, entre ellos el Premio Príncipe de Asturias de 2003, el Premio Internacional de Catalunya de 2015, el Templeton en 2021 y la medalla Stephen Hawking a la comunicación científica en 2022. También fue nombrada Embajadora de Paz de la ONU en 2002. Su impacto trascendió la ciencia, llegando incluso a la cultura popular con producciones como la serie infantil Jane en Apple TV, inspirada en su legado.