Murió árbol trasplantado por gestión de Sergio Bolliger

En mayo, la Municipalidad Distrital de Yanahuara, bajo la gestión del alcalde Sergio Bolliger Marroquín, movió unos metros un árbol con el pretexto de mejorar el tránsito. En ese momento, el Comité Asesor Ambiental de la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA) advirtió de los riesgos de que un trasplante mal ejecutado podía ser fatal, pero el edil las ignoró. Incluso, en un vídeo, desafiante contra las autoridades universitarias, aseguró que el árbol estaba ahí y vivo. Sin embargo, hoy el ejemplar yace seco y sin vida, confirmando que la improvisación municipal terminó en un arboricidio.

Fueron advertidos 

A través de un pronunciamiento la UNSA advirtió lo que iba a pasar con el mal trasplante del árbol.

Este atentado fue advertido por el Comité Asesor Ambiental de la UNSA, que emitió un comunicado el 9 de junio denunciando inicialmente la tala del árbol inventariado como AE-FO4 (fresno), ubicado en la berma central de la avenida Ejército. El Comité calificó el hecho como un «arboricidio» y argumentó que el acto carecía de justificación técnica y legal. Incluso violando normativas nacionales y municipales que protegen el arbolado urbano.

En su pronunciamiento, la Casa Superior de Estudios recordó que el árbol formaba parte del patrimonio arbóreo registrado y censado, y que su remoción se efectuó «sin consulta ni autorización técnica previa»; una flagrante infracción a las leyes ambientales. Incluso citaron artículos del Código Penal y la Ley General del Ambiente que sancionan la tala ilegal y la contaminación ambiental.

Tras esta denuncia, la respuesta del alcalde Sergio Bolliger Marroquín no se hizo esperar. A través de sus redes sociales, desmintió categóricamente la acusación de «arboricidio» y lamentó la “ligereza” de las acusaciones. El burgomaestre explicó que no se taló el árbol, sino que fue trasplantado a unos 35 metros de su ubicación original, dentro de la misma berma central.

La justificación ofrecida por la comuna para la reubicación obedeció a una ampliación de la calzada, con el objetivo de mejorar el tránsito vehicular de dicha avenida. Después, el edil exigió a la UNSA una disculpa pública y una inmediata rectificación. Incluso, cuestionó el prestigio de la institución. 

Arboricidio 

Las consecuencias de la intervención municipal terminaron por darle la razón a la preocupación ambiental de la UNSA. Aunque el árbol no fue picado con un hacha ni talado, el trasplante improvisado resultó ser una sentencia de muerte lenta. El ejemplar arbóreo no sobrevivió al proceso y terminó por secarse.

Revelación.pe constató que el ábrol ya está secándose, en contraste con los árboles que lo acompañan.

Y es que para mover un árbol se requiere un procedimiento técnico riguroso que incluye una evaluación previa de la especie y su estado, la preparación cuidadosa del cepellón (la masa de tierra y raíces), la protección de las raíces, un cuidado y riego post-trasplante adecuado, y el correcto sujetado para asegurar la estabilidad del tallo. 

La ausencia o deficiencia en cualquiera de estos pasos hace que sea casi un hecho que el árbol morirá. Esto porque sus raíces no logran establecerse o quedan gravemente dañadas. La muerte de este ejemplar sugiere que la municipalidad de Yanahuara improvisó el procedimiento, careciendo de la supervisión y ejecución profesional para este tipo de intervenciones.

El desenlace es un evidente arboricidio, pues el procedimiento mal hecho tuvo el mismo resultado que la tala: la pérdida de un importante ser vivo y componente del ecosistema urbano. La consecuencia inmediata es la pérdida de patrimonio arbóreo censado y el impacto negativo en el equilibrio ecológico de la zona.

Los árboles urbanos cumplen funciones vitales, como la purificación del aire, la mitigación del efecto isla de calor y la absorción de ruido. La muerte de este árbol representa un retroceso en la calidad de vida y el ambiente del distrito, que la ampliación de calzada no podrá compensar.

Guarda silencio 

Sergio Bolliger ahora prefiere guardar silencio, pero el daño ambiental ya está hecho.

Tras conocerse la muerte de esta especie, el alcalde Sergio Bolliger Marroquín optó por el silencio. A través de su área de Imagen Institucional, señalaron a Revelación.pe que el burgomaestre no dará declaraciones sobre el tema. Esta decisión contrasta fuertemente con la vehemencia con la que desmintió a la UNSA en su momento y genera un vacío de responsabilidad ante un hecho que fue claramente perjudicial para el medio ambiente del distrito.

El tiempo puso en evidencia que las preocupaciones del Comité Asesor Ambiental de la UNSA no eran falaces ni ligeras, sino una alerta justificada sobre la necesidad de profesionalismo y respeto por la normativa ambiental en las obras públicas. La muerte de este árbol es un recordatorio sombrío de que la improvisación en temas ecológicos tiene un costo irreversible.

Ahora, la pelota está en la cancha de la municipalidad, que debe responder por la pérdida y garantizar que este tipo de atentados ambientales no se repitan. Y adoptar una política de protección y manejo del arbolado urbano basada en la técnica y la legalidad, tal como lo exige la ley y la ética ambiental.

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