La Pontezuela: ¿Invadiran y lotizarán el Misti?


Por: Sergio Mostajo C. Periodista

El titular puede provocar una sonrisa e incluso una carcajada; pero no estamos lejos de que eso ocurra. Una prueba de ello fue el reciente incendio forestal en las faldas del Misti. Un siniestro visto, seguido, grabado y fotografiado por todos cuya autoría fue atribuida a promotores, mejor diré traficantes de tierras, que pretenden invadir ¡¡las laderas del Misti!!

Es una zona de altísimo riesgo volcánico, no olvidemos nunca que el Misti es un coloso ACTIVO y en los tratados de vulcanología está catalogado como EXPLOSIVO. Una eventual erupción que puede suceder en cualquier momento, tal como está la ciudad actualmente, sería una catástrofe. Ergo imaginemos lo que será si no paramos en seco la invasión y urbanización de zonas cercanas y del mismo cono volcánico. Creo que ni Dante Alighieri podría describir ese trágico escenario.

Quienes orquestan y promueven la invasión de terrenos en esa y otras zonas de alto riesgo han encontrado una forma de enriquecimiento muy rentable. Ganan mucho dinero a costa de la necesidad de vivienda de quienes pagan para obtener un lote; y entre ellas hay gente muy humilde. Pero están también los acaparadores y malos dirigentes que se quedan con varios lotes para venderlos cuando estos cuenten con vías de acceso y servicios. La ganancia es exponencial, por ejemplo: si llegan a comprar 10 lotes, cada uno en 10 mil soles habrán invertido 100 mil soles. Y si al cabo de unos años vende cada uno en 30 mil dólares, obtendrán ¡300 mil dólares!, casi un millón de soles!, nada más y nada menos.

Estas mafias, porque eso son, están muy organizadas, operan bajo la fachada de empresas inmobiliarias, tienen oficinas, secretarias, promotores, ingenieros, abogados y por cierto, una fuerza de choque, incluso armada, que es su soporte esencial. Están activas en todas partes, en todo el país. En Arequipa las vemos en el Cono Norte, ya muy cerca del flamante puente de la carretera Arequipa – La Joya. En esa misma ruta están en San Camilo, San José, La Joya, El Pedregal. Por el otro lado, están cerca de la quebrada de Guerreros, en Matarani, Mollendo, Punta de Bombón, Cocachacra. Y por el otro cono, llegan a Mariano Melgar, Miraflores, Paucarpata, Chiguata, Sabandía, Characato, Socabaya, Yarabamba, Quequeña.

Ante este avance incontenible ¿Qué hacen las autoridades? Poco o nada. Lo peor es que ceden a la presión de los traficantes, quienes movilizan a cientos de personas, a punta de marchas, plantones, paros y hasta bloqueo de vías. Consiguen habilitaciones urbanas, saneamiento físico legal, entrega de títulos, asfaltado de vías, muros de contención, servicios básicos – agua, energía eléctrica, telefonía – y transporte público.

Hubo múltiples ensayos fallidos para ponerle fin a estas invasiones. Empero resalto el trabajo de la procuraduría pública del gobierno regional que ha logrado recuperar miles de hectáreas de terrenos invadidos. Pero no es suficiente, se puede hacer más y eso pasa por asumir el reto de hacer un trabajo serio que comprometa el concurso de un equipo profesional y técnico de carácter multidisciplinario, cuente con un soporte legal blindado, que elabore planes maestros de cumplimiento obligatorio por parte de las próximas gestiones, regional, provinciales y distritales.

Es hora de hacerlo, el momento es AHORA, después será tarde, muy tarde.

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