La emergencia se originó luego de que el felino atacara a cuatro alpacas, lo que motivó a los pobladores a prender fuego en los pastizales. La chispa, que parecía inofensiva en un inicio, se transformó en una voraz línea de llamas que avanzó con rapidez por la agreste zona rocosa. El viento, que soplaba con fuerza desde el suroeste, hizo imposible detener el avance del incendio en sus primeras horas.
Las labores de control se prolongaron hasta pasada la medianoche. Serenos, trabajadores municipales y vecinos del distrito se unieron para enfrentar la emergencia con palas, ramas y lo que tuvieran a la mano. Aunque el fuego fue sofocado cerca de las 11:00 p.m., volvió a reactivarse en la madrugada, obligando a los brigadistas a regresar a la zona y redoblar esfuerzos.
El Centro de Operaciones de Emergencia Regional (COER) Arequipa movilizó a diez brigadistas especializados, quienes tuvieron que caminar varios kilómetros para llegar al lugar por la falta de acceso vehicular. Además, un contingente del Ejército se sumó a las labores con mochilas de agua, atacando los focos más activos en los sectores de difícil alcance.
Hasta el momento, no se reportaron pérdidas humanas ni daños a la salud de los pobladores, aunque varias áreas permanecen en riesgo de reavivarse. La vigilancia continúa y la comunidad, junto a brigadistas y autoridades, mantiene guardia para mitigar por completo los estragos de un incendio que dejó al descubierto la fragilidad del ecosistema altoandino frente a una chispa mal encendida.




