Meditaciones arequipeñas: Esta democracia no es democracia

Por Jorge Luis Quispe Huamaní

Cuatro periodistas mujeres de notoria trayectoria internacional ofrecen una radiografía crítica de la democracia a través de once entrevistas a líderes, académicos e intelectuales con proyección e influencia en América Latina. 

¿Qué puede motivar a una sociedad a defender la democracia si ha demostrado con creces que no funciona? ¿Esta decepción ha ocasionado un creciente apoyo a propuestas autoritarias? ¿Qué relación existe entre la pérdida de credibilidad en la democracia y el auge de las bandas criminales? ¿Por qué estamos dispuestos a perder derechos fundamentales por un poco de seguridad? Nelly Luna, directora de Ojo Público (medio reconocido por sus investigaciones periodísticas en Perú y Latinoamérica) ha publicado una antología de entrevistas que explican las causas del deterioro de la democracia y una posible salida en este adverso escenario.

Constituye la médula de este libro el descrédito de la democracia y sus graves consecuencias  expuestas con minuciosos detalle. Yanina Welp, destacada académica argentina radicada en Ginebra explica que la criminalidad, la pobreza, la corrupción y la falta de recursos han deformado la realidad de la ciudadanía al punto de preferir un líder autoritario a uno democrático si resuelve problemas, aún a cargo de suprimir derechos civiles. Surgen así propuestas populistas que rápidamente ganan legitimidad por la radicalidad de sus agendas, las cuales al no tener respaldo institucional terminan copando las entidades gubernamentales. 

Nelly Luna, de Ojo Público, fue una de los periodistas que realizaron las entrevistas.

Otra intervención que resulta coyuntural es la de Juan Pablo Luna, notable investigador uruguayo del crimen organizado. Luna apunta que no se puede seguir persiguiendo el delito con viejos esquemas. Así, la extorsión, el flagelo de hoy en toda América Latina se convierte en un delito muy difícil de denunciar pues, luego se diluye en otras actividades fácilmente blanqueables. De manera que la estrategia para combatir el crimen debe cambiar y no va a lograr ese cambio si las bandas continúan coaptando a la policía y el ejército e incluso órganos de gobierno. La democracia ya no ofrece un camino de desarrollo y termina convertida en una entelequia de la que se preocupan solo quienes tienen todo solucionado. 

Solo existe aquello que es nombrado. Para la líder del pueblo mixe, la lingüista Yásnaya Aguilar, la crisis de la democracia se remonta al origen mismo del Estado nación. En América Latina las naciones fueron creadas por pequeñas élites que gozaban de múltiples privilegios. Como consecuencia, la sola existencia de muchas lenguas diversas representa una afrenta a la idea de Estado, porque le recuerda que no es una nación, sino muchas naciones. Ello ocasiona que las naciones indígenas sean vistas como una amenaza al modelo construido. Aguilar cuestiona que la eliminación premeditada de las lenguas indígenas implica la supresión de los pueblos como sujetos políticos y reafirma el monopolio de los estados. 

James A. Robinson, premio nobel de economía 2024, explica que la pobreza y la desigualdad tienen una estrecha relación con la explotación de los indígenas, práctica que desde la colonia continuó hasta la república. La debilidad del Estado deviene por tanto en una debilidad de la democracia, y ello es así porque las élites se benefician profundamente de esta situación. Robinson advierte que cualquier economía de éxito en el mundo ha adaptado sus políticas de forma tal que sea funcional al contexto de cada nación. Sociedades polarizadas erosionan el estado de derecho en las cuales se eliminan los límites de la legalidad. 

El politólogo peruano Alberto Vergara advierte que la democracia ha sido muy poco efectiva en generar gobiernos orientados al interés general, sino que ha devenido en unan suerte de gestión de intereses a cambio de dinero y favores. En el Perú, ha sido extremadamente dramático ya que Boluarte y el congreso han demostrado estar dispuestos a cometer atrocidades para mantenerse en el poder y ganar impunidad. Vergara afirma que resulta absurdo decir que la solución está en la educación o el desarrollo a largo plazo porque la gente está siendo extorsionada hoy. Las sociedades son más conscientes de lo que rechazan que en lo que desean. 

En ese escenario, el ex director del Washington Post, Martin Baron, reivindica la función del periodismo. La democracia no existe sin una prensa libre e independiente que exija cuentas a los poderosos. Es un síntoma peligroso que los autócratas amenacen abiertamente a los periodistas, sin embargo para ello, la prensa debe responder con más y mejor periodismo, haciendo una diferencia efectiva entre los hechos como tal y las opiniones. Aunque la verdad sea más difícil defender en un entorno autoritario, ella siempre tiene su propia fuerza y es responsabilidad de la prensa darla a conocer. 

Los líderes autoritarios han instrumentalizado el descontento general para impulsar agendas que buscan erosionar el Estado de derecho, ello sumado a la lógica bélica que ha suplantado el debate son los peligros que ya han generado consecuencias devastadoras a ambos lados del atlántico. “Esta democracia no es democracia” es un libro de suma urgencia y lectura pues grafica el carácter imperativo de la pérdida de los valores democráticos y ofrece posibles derroteros para enmendar el rumbo dictatorial y autoritario que aguarda en las próximas elecciones.  

Cuatro periodistas mujeres de notoria trayectoria internacional ofrecen una radiografía crítica de la democracia a través de once entrevistas a líderes, académicos e intelectuales con proyección e influencia en América Latina. 

¿Qué puede motivar a una sociedad a defender la democracia si ha demostrado con creces que no funciona? ¿Esta decepción ha ocasionado un creciente apoyo a propuestas autoritarias? ¿Qué relación existe entre la pérdida de credibilidad en la democracia y el auge de las bandas criminales? ¿Por qué estamos dispuestos a perder derechos fundamentales por un poco de seguridad? Nelly Luna, directora de Ojo Público (medio reconocido por sus investigaciones periodísticas en Perú y Latinoamérica) ha publicado una antología de entrevistas que explican las causas del deterioro de la democracia y una posible salida en este adverso escenario.

Constituye la médula de este libro el descrédito de la democracia y sus graves consecuencias  expuestas con minuciosos detalle. Yanina Welp, destacada académica argentina radicada en Ginebra explica que la criminalidad, la pobreza, la corrupción y la falta de recursos han deformado la realidad de la ciudadanía al punto de preferir un líder autoritario a uno democrático si resuelve problemas, aún a cargo de suprimir derechos civiles. Surgen así propuestas populistas que rápidamente ganan legitimidad por la radicalidad de sus agendas, las cuales al no tener respaldo institucional terminan copando las entidades gubernamentales. 

Otra intervención que resulta coyuntural es la de Juan Pablo Luna, notable investigador uruguayo del crimen organizado. Luna apunta que no se puede seguir persiguiendo el delito con viejos esquemas. Así, la extorsión, el flagelo de hoy en toda América Latina se convierte en un delito muy difícil de denunciar pues, luego se diluye en otras actividades fácilmente blanqueables. De manera que la estrategia para combatir el crimen debe cambiar y no va a lograr ese cambio si las bandas continúan coaptando a la policía y el ejército e incluso órganos de gobierno. La democracia ya no ofrece un camino de desarrollo y termina convertida en una entelequia de la que se preocupan solo quienes tienen todo solucionado. 

Solo existe aquello que es nombrado. Para la líder del pueblo mixe, la lingüista YásnayaAguilar, la crisis de la democracia se remonta al origen mismo del Estado nación. En América Latina las naciones fueron creadas por pequeñas élites que gozaban de múltiples privilegios. Como consecuencia, la sola existencia de muchas lenguas diversas representa una afrenta a la idea de Estado, porque le recuerda que no es una nación, sino muchas naciones. Ello ocasiona que las naciones indígenas sean vistas como una amenaza al modelo construido. Aguilar cuestiona que la eliminación premeditada de las lenguas indígenas implica la supresión de los pueblos como sujetos políticos y reafirma el monopolio de los estados. 

James A. Robinson, premio nobel de economía 2024, explica que la pobreza y la desigualdad tienen una estrecha relación con la explotación de los indígenas, práctica que desde la colonia continuó hasta la república. La debilidad del Estado deviene por tanto en una debilidad de la democracia, y ello es así porque las élites se benefician profundamente de esta situación. Robinson advierte que cualquier economía de éxito en el mundo ha adaptado sus políticas de forma tal que sea funcional al contexto de cada nación. Sociedades polarizadas erosionan el estado de derecho en las cuales se eliminan los límites de la legalidad. 

El politólogo peruano Alberto Vergara advierte que la democracia ha sido muy poco efectiva en generar gobiernos orientados al interés general, sino que ha devenido en unan suerte de gestión de intereses a cambio de dinero y favores. En el Perú, ha sido extremadamente dramático ya que Boluarte y el congreso han demostrado estar dispuestos a cometer atrocidades para mantenerse en el poder y ganar impunidad. Vergara afirma que resulta absurdo decir que la solución está en la educación o el desarrollo a largo plazo porque la gente está siendo extorsionada hoy. Las sociedades son más conscientes de lo que rechazan que en lo que desean. 

En ese escenario, el ex director del Washington Post, Martin Baron, reivindica la función del periodismo. La democracia no existe sin una prensa libre e independiente que exija cuentas a los poderosos. Es un síntoma peligroso que los autócratas amenacen abiertamente a los periodistas, sin embargo para ello, la prensa debe responder con más y mejor periodismo, haciendo una diferencia efectiva entre los hechos como tal y las opiniones. Aunque la verdad sea más difícil defender en un entorno autoritario, ella siempre tiene su propia fuerza y es responsabilidad de la prensa darla a conocer. 

Los líderes autoritarios han instrumentalizado el descontento general para impulsar agendas que buscan erosionar el Estado de derecho, ello sumado a la lógica bélica que ha suplantado el debate son los peligros que ya han generado consecuencias devastadoras a ambos lados del atlántico. “Esta democracia no es democracia” es un libro de suma urgencia y lectura pues grafica el carácter imperativo de la pérdida de los valores democráticos y ofrece posibles derroteros para enmendar el rumbo dictatorial y autoritario que aguarda en las próximas elecciones.