El reciente nombramiento de Consuelo Perales Mesta como gerenta general del Instituto Nacional de Salud (INS) reabre un debate que parecía cerrado: la pérdida del millonario financiamiento del Banco Mundial por insistir en mantenerla en un cargo clave. Aunque el organismo internacional pidió apartarla para continuar con el proyecto de vigilancia en salud pública, el Ministerio de Salud prefirió cortar el convenio. Hoy, la misma funcionaria cuestionada vuelve a ocupar un puesto de confianza, con respaldo político del ministro César Vásquez.
La historia no es nueva, pero la decisión del INS de oficializar a Perales Mesta revive la controversia. En abril, un reportaje de Cuarto Poder reveló que el financiamiento de más de S/300 millones se cayó precisamente porque el Banco Mundial exigió que otra persona asumiera la coordinación del proyecto de fortalecimiento de la vigilancia en salud pública. La respuesta del Minsa fue mantenerla, aun si ello significaba renunciar al préstamo.
El ministro de Salud, César Vásquez, defendió abiertamente esa postura. En declaraciones públicas afirmó que no aceptaría que un organismo financiero imponga funcionarios. “Nos dan la plata, nos cobran intereses y encima nos quieren poner a los funcionarios. No vamos a permitir eso”, dijo con énfasis. Su mensaje quedó claro: prefería cortar el convenio y sostener a su propia gente antes que ceder a la presión de los bancos.
El problema es que la designación no pasó inadvertida para exautoridades del sector. El exviceministro Percy Minaya cuestionó que la elección de Perales fuera “a dedo” y advirtió que la pérdida del préstamo afecta directamente la capacidad del país para responder a emergencias sanitarias. Además, recordó que la funcionaria está bajo investigación fiscal por presunta malversación de fondos, lo que agrava la polémica sobre su idoneidad.
El 25 de agosto, mediante resolución firmada por el titular del INS, Diego Venegas Ojeda, se confirmó oficialmente el nombramiento de Perales en reemplazo de Miriam Burga Sánchez. Paradójicamente, en junio el propio Minsa pidió la reactivación del préstamo al Banco Mundial. La contradicción queda servida: primero se dejó pasar una inversión clave en salud pública, y ahora se ratifica en un puesto estratégico a la misma persona que originó el conflicto.