Por Romario Huamaní
En el año 2001, cuando las montañas de Arequipa aún eran territorios de honor más que de turismo, Modesto Arcadio Mamani Viza, guía de montaña y actual presidente de la Asociación de Guías de Alta Montaña de Arequipa (AGMP), apenas contaba con cien dólares en el bolsillo. Venía de conquistar cumbres en México, Argentina y Perú, con la convicción intacta de quien sabe que la montaña no da riquezas, sino dignidad.
Con ese dinero alquiló un espacio en la Calle Jerusalén 400. Allí nació Sacred Road Extreme E.I.R. L. —agencia de turismo de aventura especializada en montaña—, en una oficina sencilla con dos sillas de plástico, una mesa y el equipo de montañismo como principal capital.

Aquel sueño de Arcadio tuvo compañía: su hijo, Juan Justinien Mamani Becerra, lo acompañaba desde niño entre cuerdas, arneses y crampones. Con el tiempo, Juan se formó como Guía Oficial de Caminata en Huaráz, acreditado por la UIMLA, heredando no solo el oficio, sino la filosofía de su padre: la montaña no se sube por dinero, sino por honor.
Juan recuerda a la primera cliente que llegó a la agencia: una antropóloga eslovena, investigadora de restos arqueológicos en el Coropuna, que agradeció a Arcadio por su trabajo con un regalo invaluable: un arnés y dos mosquetones, equipos caros para esos años donde era complicado obtener material técnico de primera en Arequipa. Así empezó la agencia…
El montañismo como cuestión de honor

A inicios de los años 2000, el montañismo en Arequipa era un código de clanes: “Voy con Don Arcadio, voy con Don Carlos Zárate”, repetían las personas que llegaban desde diferentes partes del mundo a subir las montañas sureñas del país. Nadie competía mal, la montaña hermanaba a todos. «No había internet, ni publicidad; solo un triplay pintado de negro con fotos originales colgado en la puerta de la agencia» añade Juan cuando recuerda esos primeros días. Pero la gente que conocía la montaña entraba por el logo de la Unión Internacional de Asociaciones de Guías de Montaña (UIAGM), que era sinónimo de profesionalismo, ética y calidad.
Pero el tiempo trajo nuevas empresas que convirtieron la montaña en un negocio. En 2007 empezaron las guerras de precios: grupos masivos, guías improvisados sin carnet, agencias que dejaban turistas abandonados en plena altura. Para los verdaderos guías, aquello fue una traición: “El guía de montaña es como un samurái”, dice Juan. “Su deber es cuidar tu vida, incluso con la suya”.
El honor frente al mercado
En la actualidad, el montañismo profesional ha sido invadido por lo que Juan llama “tiktokers de la montaña”: creadores de contenido que incitan a subir volcanes sin preparación ni protocolos. Turistas que comparan precios como si compraran un pan, sin saber que un error en la altura puede costar la vida.
“El mal de altura no se cura con mate de coca ni con ánimo”, explica Juan. “Se necesita oxígeno, aclimatación y un guía preparado. Pero ahora basta con una foto en la cumbre para sentirse un montañista”.
«La comparación es absurda: en Alemania por ejemplo, un pan con salchicha cuesta 9 euros, lo mismo que en Arequipa un tour completo al Colca de 30 o 40 soles. Entonces, ¿Qué clase de honor y responsabilidad se sostiene con un negocio donde la vida de los turistas vale menos que un desayuno?», añade Juan.
Rescates y abandono

Arcadio recuerda cómo, en más de una ocasión, debió rescatar a personas abandonadas por agencias irresponsables mientras escalaba. Su hijo Juan nos confiesa que hace dos días una pareja de extranjeros fue dejada en la ruta al Chachani con la mujer al borde del colapso por mal de altura. “El guía profesional nunca abandona”, sentencia. “Quien más preparación tiene, asume la responsabilidad de todos”, repite y nos explica que no es raro que los verdaderos rescates en Arequipa no los haga la Policía de Alta Montaña, sino los guías acreditados. Ellos llegan en dos horas donde otros tardan cuatro, porque saben que en la montaña cada minuto es vida.
La montaña como espejo humano
En la montaña todos los rostros cambian. El montañismo revela el verdadero carácter de las personas: unos suben por tristeza, otros por alegría, otros sin saber por qué. El guía de montaña debe descifrar esas motivaciones y decidir hasta dónde llevarlos. “A veces la cumbre de alguien no está en la cima, sino en el límite de su propio cuerpo”, dice Juan. “La montaña no juzga, siempre espera. Lo que no espera es la muerte”.
El futuro en riesgo

Hoy Sacred Road Extreme sigue trabajando en expediciones científicas, arqueológicas y documentales junto a universidades y productoras internacionales. Pero el problema persiste: mafias de transporte, agencias ilegales, clubes disfrazados de turismo y la ausencia de fiscalización de las autoridades.
Las montañas de Arequipa, sagradas y milenarias, están convertidas en letrinas de altura, con campamentos sobre heces humanas y turistas engañados que creen que subir al Misti es tan fácil como abrir TikTok.
Para Arcadio y Juan, la lucha es clara: rescatar el honor del montañismo y preservar la dignidad de quienes guían vidas en silencio.
Porque, al final, la montaña es la única juez incorruptible. Y solo ella decide quién merece llegar a la cima.
FICHA
SACRED ROAD EXTREM E.I.R.L.
Agencias de turismo especializado en montaña, escalada en roca, búsqueda y rescate, ciclismo de montaña, rapel, trekking.
Dirección: Calle Jerusalen Nro.400 – Ab 2 Nro, Cercado Arequipa.
Correo: sacred_road@hotmail
Celular: +51 921 492 693
Facebook: Sacred Road Xtreme