La visita del ministro del Interior, Carlos Malaver, a la cuadra 8 de la avenida Perú en Trujillo, fue recibida con protestas y reclamos de los vecinos, un día después de la explosión con dinamita que dejó heridos y daños en más de 20 viviendas. Los ciudadanos denunciaron abandono estatal y exigieron acciones concretas contra la inseguridad que golpea la ciudad.
El titular del Ministerio del Interior llegó el 15 de agosto al lugar del atentado para supervisar las acciones policiales. Pero fue recibido con gritos y consignas de rechazo como “Corrupto, igual que Acuña” y “Se burlan de nosotros y se van”. Los pobladores expresaron su frustración ante lo que consideran una ausencia de respuesta efectiva por parte de las autoridades frente al avance de la criminalidad en La Libertad.
La explosión, ocurrida la noche del 14 de agosto, hirió en los pies varios vecinos debido a los vidrios rotos esparcidos en la calle. Además, los vidrios de una manzana entera resultaron destruidos y los niños sufrieron crisis de pánico. “Ha sido algo horrible. Los niños han llorado y no podíamos calmarlos. ¿Quién nos va a resarcir esos daños?”, reclamó una residente de la zona.
Otro poblador pidió sanciones más severas contra los responsables, incluso la pena de muerte, y criticó la falta de acción del gobierno. Señaló que la explosión habría sido provocada por al menos cinco cargas de dinamita, rompiendo múltiples ventanas en su vivienda. Las quejas coincidieron en que la violencia y la inseguridad se han vuelto parte de la vida cotidiana de los trujillanos.
El ministro Malaver declaró a la prensa que las primeras investigaciones apuntan a que el atentado estaría vinculado a enfrentamientos entre bandas criminales como Los Pulpos, Los Pepes y La Jauría. Indicó que se reforzarán las labores de inteligencia y patrullaje para dar con los responsables y prevenir nuevos actos de violencia en la región.