La situación en Gaza ya no es una crisis: es una catástrofe humanitaria a gran escala. Mientras la hambruna se expande y los ataques no cesan, la ONU elevó su voz para exigir el acceso total de ayuda a través de todos los puertos disponibles. Farhan Haq, portavoz del secretario general, alertó que las provisiones siguen siendo insuficientes y que el acceso está lleno de obstáculos. En medio de rumores sobre una futura ocupación israelí, la comunidad internacional observa con horror cómo los alimentos, las medicinas y el combustible se convierten en bienes inalcanzables para una población exhausta.
En la Franja de Gaza, donde los alimentos escasean y las balas llueven, la ONU ha vuelto a encender las alarmas. Farhan Haq advirtió que los bloqueos y las restricciones de acceso están empujando a la población palestina hacia el abismo de la inanición. Aunque tres camiones de combustible lograron ingresar esta semana, apenas bastan para mantener en funcionamiento los sistemas mínimos de agua, telecomunicaciones e higiene. La ayuda humanitaria entra a cuentagotas, mientras la comunidad humanitaria se ve paralizada por la falta de garantías de seguridad.
Volker Turk, alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, fue más allá. Calificó la situación como “descorazonadora” y denunció las imágenes de palestinos muriendo de hambre como intolerables. Recordó que impedir el acceso de comida a civiles es un crimen de guerra y podría constituir un crimen contra la humanidad. Las cifras son abrumadoras: más de 60 mil muertos y más de mil personas asesinadas mientras buscaban ayuda humanitaria. Muchas a manos de las propias fuerzas israelíes, según informes de la ONU.
Mientras tanto, las autoridades israelíes aseguran que ingresaron más de 23 mil toneladas de ayuda solo la semana pasada. Sin embargo, reconocen que gran parte de esos suministros permanece sin distribuir en centros gestionados por la ONU y otras organizaciones. La cifra contrasta con la necesidad real: al menos 600 camiones diarios deberían ingresar para cubrir lo mínimo, una cifra que se autorizaba antes de que estallara el conflicto.
En paralelo, los rumores de una posible ocupación israelí de Gaza circulan con fuerza. Aunque Haq los tildó de “especulaciones”, la ONU advirtió que lleva casi dos años en el terreno con un saldo devastador: 300 de sus trabajadores han muerto en labores humanitarias. Cada día que pasa sin acceso pleno a la ayuda agrava el sufrimiento de millones. Y si el hambre sigue siendo un arma de guerra, el silencio de los líderes mundiales será también cómplice.