EE.UU. aprueba armas por USD 322 millones para Ucrania

Estados Unidos aprobó un paquete de ventas militares por USD 322 millones destinado a fortalecer las defensas aéreas y blindadas de Ucrania. El acuerdo, que incluye misiles HAWK y soporte para vehículos Bradley, ocurre en medio de renovados ataques rusos y un nuevo intento diplomático de intercambio de prisioneros entre ambos países. Las medidas buscan reforzar la resistencia ucraniana en el conflicto que ya supera los dos años.

El paquete aprobado contempla la venta de sistemas de defensa aérea HAWK por USD 172 millones. Así como componentes y servicios para los vehículos de combate Bradley por otros USD 150 millones. La Agencia de Cooperación en Seguridad de Defensa de EE.UU. (DSCA) informó que esta asistencia mejorará la capacidad de Ucrania para enfrentar amenazas actuales y futuras. Además de mantener la operatividad de sus sistemas ya suministrados por Washington.

La autorización ocurre tras una pausa temporal en el envío de armas a Ucrania en junio, cuando Rusia intensificó sus ataques con misiles y drones. Esta nueva transacción aún debe recibir el visto bueno del Congreso estadounidense. En paralelo, Estados Unidos había aprobado en mayo una venta de USD 310 millones para entrenamiento y mantenimiento de aviones F-16. Como parte de un esfuerzo continuo para sostener a Kiev en el conflicto.

Mientras tanto, Rusia y Ucrania avanzan en conversaciones para un nuevo intercambio de prisioneros. El jefe negociador ruso, Vladimir Medinski, anunció que se acordó la liberación de al menos 1.200 personas por cada bando y propuso entregar a Ucrania hasta 3.000 cuerpos de soldados caídos. También se discutió la posibilidad de incluir a civiles en futuros intercambios, con el apoyo de la Cruz Roja para facilitar las entregas humanitarias.

Desde Ucrania, el jefe negociador Rustem Umerov condicionó cualquier progreso en las conversaciones de paz a un cese inmediato de los ataques rusos contra civiles e infraestructura. Aseguró que Kiev sigue dispuesto a dialogar, pero exige gestos concretos. Ambas delegaciones mantienen abierta la vía diplomática, mientras la guerra continúa y las potencias internacionales evalúan nuevas formas de intervención o mediación.