Feriado del 23 de julio: legado de un héroe

Cada 23 de julio, el Perú se detiene para honrar la memoria del capitán FAP José Abelardo Quiñones Gonzales. Quien en 1941 inmortalizó su nombre al lanzarse con su avión sobre posiciones enemigas en Quebrada Seca durante el conflicto con Ecuador. Este acto de entrega total al deber lo convirtió en un símbolo nacional de valor y patriotismo. Desde entonces, su gesta se recuerda con solemnidad, habiendo sido instituida como Día de la Fuerza Aérea y feriado nacional en reconocimiento a su heroico sacrificio.

En medio del conflicto fronterizo con Ecuador en 1941, el joven capitán José Abelardo Quiñones participaba en una misión aérea que cambiaría la historia. El 23 de julio, pilotando su caza North American NA-50, fue alcanzado por fuego enemigo en la zona de Quebrada Seca, Tumbes. En lugar de salvarse, eligió embestir con su avión las posiciones rivales, destruyendo una batería antiaérea y permitiendo que su escuadrón completara la misión sin mayores pérdidas. Este acto lo consagró como un héroe eterno del Perú.

La valentía de Quiñones no pasó desapercibida. En 1966, el Congreso de la República promulgó la Ley N.º 16126 que declaró oficialmente el 23 de julio como el Día de la Fuerza Aérea del Perú. Más adelante, el Ejecutivo convirtió esta fecha en feriado nacional, destacando así su significado más allá del ámbito militar. Cada año, instituciones públicas y privadas se suman a las actividades conmemorativas en honor al aviador inmortal.

Desde las aulas escolares hasta las bases militares, el nombre de Quiñones es sinónimo de patriotismo. Docentes promueven actividades educativas que resaltan su historia, mientras que estudiantes elaboran murales, escriben ensayos y dramatizan su gesta. Esta transmisión del legado a nuevas generaciones fortalece la identidad nacional y el respeto por quienes defienden la patria con honor.

El homenaje trasciende fronteras. En Miami, la Agregaduría Aérea Adjunta del Perú realizó una ceremonia que reunió a representantes diplomáticos. Además de miembros de la comunidad aeronáutica y agregados de defensa de países aliados. El acto reafirmó el compromiso de la Fuerza Aérea del Perú con los valores patrióticos y proyectó una imagen de unidad y profesionalismo ante la comunidad internacional.

Las celebraciones centrales se llevan a cabo en la base aérea de Las Palmas y otras instalaciones de la FAP. Oficiales, cadetes y veteranos participan en ceremonias que recuerdan el sacrificio de Quiñones. El legado del héroe continúa inspirando a quienes integran las Fuerzas Armadas y a los ciudadanos que lo ven como un modelo de entrega desinteresada.

Más allá del homenaje militar, el 23 de julio invita a la reflexión colectiva sobre el coraje, la lealtad y el amor al Perú. A más de 80 años del hecho, la figura de José Abelardo Quiñones no solo permanece vigente, sino que se proyecta como un faro moral en tiempos de incertidumbre. Su legado nos recuerda que el heroísmo auténtico nace del compromiso profundo con los ideales de la nación.