Por: Henrry Torres Delgadillo – Especialista en Gestión de Riesgos
Ante un entorno internacional marcado por tensiones geopolíticas, disrupciones tecnológicas y presión por la sostenibilidad, el Perú no puede seguir enfrentando los riesgos globales con soluciones burocráticas o populistas. De cara al 2026, se identifican cinco riesgos sistémicos que podrían comprometer la inversión, cada uno con modelos de respuesta comprobados en otros países y adaptables al contexto peruano:
Riesgo Geopolítico: Frente a la fragmentación comercial mundial, Perú debe transitar hacia acuerdos productivos estratégicos, inspirados en el modelo vietnamita del CPTPP, y crear un hub de manufactura avanzada en el sur del país basado en minerales críticos y energía verde, orientado al mercado Indo-Pacífico.
Riesgo Climático: Inspirado en Chile, se propone aplicar el modelo de infraestructura verde urbana en cuencas como la de Ica, impulsando inversión privada con incentivos tributarios condicionados al impacto ambiental, sin crear más estructuras estatales.
Riesgo Tecnológico: Basado en la experiencia de Estonia con su programa e-Residency, el Perú debe establecer distritos de innovación digital en universidades públicas, fomentando emprendimiento digital, protección de datos y atracción de capital tecnológico con reglas claras y sin engrosar el aparato estatal.
Riesgo Regulatorio y Social: Siguiendo el modelo canadiense de mesas de diálogo anticipadas, se propone implementar mecanismos de gobernanza territorial con alianzas público-privadas, mediadores independientes y participación comunitaria desde la etapa de prefactibilidad, especialmente en zonas mineras.
Riesgo ESG (Ambiental, Social y de Gobernanza): A imagen del caso costarricense de Esencial Costa Rica, Perú puede crear un sello de inversión sostenible, gestionado por gremios y auditores privados, que mejore su perfil reputacional ante inversionistas de la UE y mercados exigentes.
El Perú no necesita más reformas en papel, sino acciones concretas, replicables y probadas, que conviertan los riesgos en plataformas de competitividad. Las inversiones del 2026 no buscan perfección, sino preparación. Y prepararse hoy implica aprender de lo que funciona, sin ideologías ni trámites innecesarios.