La Cámara de Comercio e Industria de Arequipa (CCIA) volvió a poner sobre la mesa un problema estructural del país: la informalidad. En un evento con empresarios y especialistas, su presidente, Carlos Fernández Fernández, sostuvo que este fenómeno “no solo afecta la economía regional o nacional, sino que mina las bases de la democracia y la institucionalidad”.
“Hoy necesitamos iniciar una cruzada desde casa, que comprometa a todos los peruanos. La informalidad es una amenaza que crece mientras seguimos ignorando sus efectos estructurales”, advirtió el empresario.
Para Fernández, el sistema burocrático es uno de los mayores frenos para emprender legalmente. Apuntó contra los municipios: “No solo en Arequipa, sino en todo el país, los gobiernos locales se han convertido en la traba más grande para formalizar un negocio. Imponen requisitos innecesarios y no aplican las mismas exigencias a grandes y pequeños”.
A través de concursos escolares y la campaña “Cómprale a Arequipa”, la CCIA intenta fomentar una cultura empresarial formal desde las aulas y el consumo local. Sin embargo, Fernández insistió en que estos esfuerzos deben replicarse desde otras instituciones.
En el evento participaron figuras del sector empresarial como Ana María Choquehuanca, de MISUR PERÚ; María Pía Palacios, expresidenta de Caja Arequipa; Manuel Bedregal, gerente del Instituto Peruano de Economía en Arequipa; Alfredo Torres, presidente de IPSOS; María Cecilia Villegas, del CEO Capitalismo Consciente; y Rafael Arias, director de programas de esa misma organización.
Todos coincidieron en que revertir la informalidad requiere reformas estructurales, voluntad política y eliminar las barreras impuestas por el propio Estado. Mientras tanto, el sector empresarial formal sigue lidiando con un entorno desigual y adverso.