El presidente iraní, Masud Pezeshkian, declaró este martes el fin de la guerra con Israel. “Estamos presenciando un alto el fuego y el fin de la guerra de 12 días impuesta al pueblo iraní”, afirmó. La declaración ocurrió horas después del anuncio del presidente estadounidense Donald Trump, quien se atribuyó el logro de la tregua.
Desde Jerusalén, Benjamin Netanyahu habló de una “victoria histórica” e insistió en que su gobierno ha desmantelado el proyecto nuclear iraní. “Si alguien en Irán intenta reconstruirlo, actuaremos con la misma intensidad”, dijo. Sin embargo, en Teherán, la narrativa es otra. Pezeshkian aseguró que “el enemigo agresor fracasó” en sus objetivos y que el país mantiene intacto su derecho a desarrollar un programa nuclear civil.
En paralelo, los BRICS –bloque liderado actualmente por Brasil– emitieron un comunicado en el que exigieron “romper el ciclo de violencia” y establecer una zona libre de armas nucleares en Cercano Oriente. El texto no mencionó directamente a Estados Unidos ni a Israel, pero apuntó a “las consecuencias impredecibles para la paz y la economía mundial”.
La portavoz del gobierno iraní, Fatemeh Mohajerani, evitó referirse al papel de Washington y se limitó a decir que “se superaron estos días difíciles”, agradeciendo la “paciencia del pueblo”.
Según datos oficiales, las principales instalaciones nucleares iraníes fueron bombardeadas por EE.UU. la madrugada del domingo. Irán respondió atacando una base militar estadounidense en Catar, el lunes por la noche. Ese mismo día, Trump anunció el alto al fuego.
En el terreno, los aeropuertos israelíes volverán a operar este miércoles y las aerolíneas preparan vuelos de repatriación. Más de 50 mil israelíes estaban varados en el extranjero.
La paz no trajo un acuerdo firmado. No hay verificación independiente de los daños. Irán no renunció a su programa nuclear. Israel no detendrá sus operaciones en Gaza. Y Trump ya está camino a la cumbre de la OTAN. Todo parece que regresó a la «normalidad».