Donald Trump aún no ha decidido si intervendrá en el conflicto militar entre Irán e Israel. La vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, informó que el presidente estadounidense tomará una decisión “en las próximas dos semanas”, tras evaluar el desarrollo de la ofensiva y las probabilidades de una negociación con Teherán.
La declaración llega en medio de una escalada militar sin precedentes desde el 13 de junio. El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, acusó a Irán de atacar deliberadamente el hospital Soroka de Beersheba y calificó la acción como crimen de guerra.
Desde Teherán, el canciller Abbas Araghchi respondió que el objetivo del misil era un centro de inteligencia israelí ubicado a menos de 200 metros del hospital. Aseguró que los daños fueron “superficiales”. Sin embargo, al menos 72 personas resultaron heridas. La ONU calificó los hechos como “una inquietante intención de dañar civiles”.
Ayer, el ejército israelí confirmó el bombardeo del reactor nuclear de Arak y de una instalación en Natanz. También advirtió a los residentes de Kolesh Taleshan evacuar la zona por posibles nuevos ataques.
La guerra ha traspasado fronteras. Jordania reportó metralla en su territorio y la residencia del embajador noruego en Tel Aviv fue alcanzada por una explosión. Mientras tanto, países europeos y asiáticos aceleran la evacuación de sus ciudadanos de la zona en conflicto.
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El presidente, Donald Trump, por ahora, evita pronunciarse abiertamente, pero su equipo ha dejado abierta la puerta a la intervención. “Existen posibilidades sustanciales de negociaciones”, dijo un alto funcionario, sin dar más detalles.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, pidió apoyo internacional para “cambiar la faz del mundo” y declaró: “Cualquier ayuda es bienvenida”.
Si Estados Unidos ingresa a la guerra, será una decisión presidencial con efectos inmediatos.