Con emoción desbordante, miles de fieles acompañaron este sábado la esperada dedicación del nuevo Santuario de la Virgen de Chapi. Un templo erigido tras más de dos décadas de esfuerzos. La ceremonia fue presidida por el arzobispo Javier Del Río Alba, quien entronizó a la venerada imagen mariana en su nueva casa espiritual. De esa forma dando inicio a una nueva etapa para la devoción más emblemática del sur peruano.
Desde tempranas horas, delegaciones de parroquias, comunidades religiosas y peregrinos abarrotaron el recinto de 50 mil metros cuadrados. La liturgia la acompañaron obispos, sacerdotes y autoridades, en una misa que combinó solemnidad y júbilo popular. El santuario, con capacidad para 4,500 personas, impactó por la riqueza de su arquitectura y por un ábside cubierto de mosaicos que narran pasajes de la vida de la Virgen. La explanada exterior, que congregó a más de 30 mil personas, confirmó la magnitud del fervor.
La ceremonia siguió el antiguo rito de consagración: agua bendita, unciones, reliquias de santos y una nube de incienso llenaron el espacio mientras se bendecían el altar, los pilares y la capilla del Santísimo Sacramento. La imagen milagrosa se ubicó en una capilla especial. Y acompañada por nuevas áreas como el Museo del Niño Cimarrón, la capilla de velas y zonas de servicios para los peregrinos. Todo el complejo está pensado como un centro de evangelización moderna, fruto de una visión compartida entre clero y pueblo.
Durante su homilía, el arzobispo Del Río rememoró el largo camino desde el terremoto de 2001, que destruyó el antiguo templo, hasta esta consagración. “Ustedes me mostraron que aquí podía levantarse algo más grande”, dijo emocionado. Reconoció el aporte de fieles, autoridades y empresas, pero destacó sobre todo el esfuerzo del pueblo: “Le han construido una casa a su madre, para gloria de Dios”. La transmisión en vivo permitió que miles más siguieran la ceremonia desde distintos puntos del país.
El acto culminó con cánticos marianos y aplausos, en un ambiente cargado de gratitud y esperanza. Para muchos, se cerró un ciclo de espera y se abrió una nueva etapa de fe. El nuevo Santuario de Chapi no solo simboliza la reconstrucción física de un templo, sino también la continuidad de una devoción que une a generaciones y pueblos enteros bajo el manto de la Virgen del sur.




