En la Municipalidad Distrital de Socabaya impera el caos, el desgobierno y el abuso de autoridad. Esto se demostró durante la última sesión extraordinaria del Concejo Municipal, convocada para debatir la vacancia contra el alcalde Roberto Muñoz Pinto, que terminó con un vergonzoso escenario de caos y agresiones a diestra y siniestra. Mientras tanto, la permanencia del edil continúa en el limbo. 

La sesión de regidores, que debía ser un espacio de debate democrático y transparente, fue abruptamente interrumpida por un grupo de personas serviles a la gestión municipal, cuyo objetivo era intimidar y apabullar a los concejales de minoría. Lo más alarmante es que muchos de los integrantes de esta turba eran servidores públicos, contratados bajo la modalidad de locación de servicios en la comuna de Socabaya.

La sesión para votar la vacancia de Roberto Muñóz tuvo que reprogramarse para el 17 de junio.

El regidor Shan Dalton Huanco Humpire realizó un registro de las oficinas vacías en todo el palacio municipal. Es decir, los trabajadores ediles abandonaron sus puestos para asistir a la sesión por órdenes del burgomaestre. Todo apunta a una coordinación previa, a fin de sabotear la convocatoria y extender el debate para evitar la vacancia a como dé lugar. 

“Tenemos una lista de todos los locadores de servicio (ausentes) y la vamos a presentar a la Policía para hacer la denuncia correspondiente. Estamos abandonados, nadie controla nada. Seguramente están gritando a favor del alcalde afuera del municipio y por eso dejaron todo abandonado”, declaró el concejal. 

Caos y descontrol 

Varios de los manifestantes afuera del municipio eran trabajadores de la comuna.

La situación se tornó aún más tensa cuando se desplegó un dispositivo de seguridad en el ingreso a la sala de regidores, impidiendo el paso tanto a los propios concejales como al público en general. Contraviniendo la naturaleza pública de estas sesiones conforme a ley. La sesión quedó suspendida por “falta de garantías” hasta el próximo 17 de junio. 

A la salida de los regidores de oposición, la «portátil» desató un escándalo, llegando incluso a agredirlos con huevos y botellas. La violencia no se limitó a los concejales; sino que la turba también arremetió contra la jefa de la Oficina Defensorial de Arequipa, Andrea Sayarasi Tejada, quien había llegado al lugar en calidad de veedora del proceso de vacancia y por pedido de dos regidoras, en un flagrante acto de amedrentamiento.

“La Defensoría se ha constituido en el distrito de Socabaya para prever todos los temas de prevención contra el acoso político contra las mujeres. Hemos estado presentes en la sesión de consejo y efectivamente hemos levantado actas de ciertas cosas que son razonables para constituir el acoso político contra las mujeres (…) Se vivió un tumulto a la salida de las regidoras. Incluso se les impidió salir y les arrojaron objetos. De parte del señor alcalde, no se está brindando garantías para la participación de las mujeres y eso es sancionable”, advirtió la Sarayasi Tejada. 

Alistan denuncias 

La turba agredió a los regidores que promueven la vacancia de Roberto Muñóz.

Todos estos hechos de violencia se desarrollaron a vista y paciencia del alcalde Roberto Muñoz. Este es señalado de haber convocado a sus propios trabajadores para generar un ambiente de hostilidad y presión, intentando así sofocar cualquier intento de cuestionar su gestión. Esto quedó registrado en una constatación policial que realizaron los regidores Shan Dalton Huanco Humpire, Magaly Agramonte Gutiérrez, María de Los Ángeles Carlin Torres y Erika Garrafa Guillén. 

“Hemos sido agredidos con huevos y botellas. También hemos notado que las oficinas están totalmente vacías, por eso hemos hecho la constatación con la Policía. No hay personal en sus oficinas. No tenemos respuesta de los gerentes, estamos aislados. Temo por mi vida, tengo miedo de salir y exponerme a que me pueda pasar algo”, señaló la concejal María de los Angeles Carlin Torres. 

Los regidores hicieron una constantación que demuestra que los trabajadores abandonaron sus puestos.

Incluso, la regidora Magaly Agramonte Gutiérrez rompió en llanto tras ser agredida física y verbalmente. Aunque había solicitado la intervención de la Controlaría General de la República (CGR), el ente no acudió al palacio municipal. Finalmente, los fiscalizadores salieron resguardados por los agentes de la Unidad de Servicios Especiales (USE) en medio de la turba. 

“Desde la entrada hasta aquí (sala de regidores) me han ofendido. Han buscado que se burlan y se mofan de uno. Vamos a hacer las denuncias para ver si la Fiscalía tiene piedad. Yo solicité a la contraloría que intervenga, pero me dijeron que no era prudente y ahora todos hacen lo que les da la gana”, sentenció Agramonte. Aunque más tarde, desde la Contraloría informaron que sí se hizo la inspección.