Reportaje publicado en Pancarta.pe, con el acompañamiento y apoyo de Connectas.org
“El mercurio se come al oro”, resume el líder indígena Pablo Inuma mientras camina por las calurosas calles de la ciudad amazónica de Puerto Maldonado, capital de la región Madre de Dios, al sureste del Perú.
Son las 10 de la mañana y el movimiento económico en “Puerto” —como le dicen sus habitantes— ya está en auge. Turistas, comerciantes de productos amazónicos, motos y mototaxis alimentan el bullicio. La mayor parte del comercio está en las calles, donde se ubican ferreterías que abastecen de cuanto insumo se pueda imaginar para la minería informal e ilegal, que se da en los ríos y bosques de Madre de Dios. Desde mangueras hasta motobombas para absorber la arena del fondo de los ríos; también baldes, bidones, alambres y otras herramientas. Hay de todo en los anaqueles. Incluso se puede pagar con pepitas de oro, de la producción del día anterior.
En esta amplísima lista de productos de venta libre hay otro que es clave para el trabajo de los mineros: el mercurio —o “azogue”, como ellos lo conocen—. Pero no se exhibe libremente; solo para quien lo solicite. Se vende sin restricciones de cantidad, desde una tapa de botella de gaseosa hasta frascos de un kilo. Ningún comerciante pide justificación o documentos que validen que el comprador está autorizado para adquirir o utilizar el mercurio. Solo le miran la cara: si genera confianza, se lo venden. Van detrás de los anaqueles y después de un rato, salen con la cantidad solicitada. Así de fácil. Como comprar un kilo de clavos, solo que a 150 soles (US $ 40) la tapita de 50 gramos de mercurio; una cantidad con la que se podrían obtener 30 gramos de oro y producir una ganancia de casi 10 mil soles (o 2700 dólares).

Aunque la mayoría del mercurio que se comercia en Madre de Dios y otras regiones del Perú proviene de Bolivia, a través del contrabando, expertos e informes de autoridades del gobierno advierten que una pequeña parte se introduce con la importación legal, autorizada por entidades estatales y que luego se filtra al mercado negro. Esto, explican, debido a la difícil trazabilidad del mercurio legal, la falta de fiscalización y los vacíos legales que aún persisten en la normativa peruana para el control de su uso en la actividad minera.
De acuerdo a informes de la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (Sunat) y del Ministerio del Interior, en el Perú hay almacenadas 3184,5 toneladas de mercurio, debido a las importaciones realizadas antes de la regulación de su uso. Además, en 2023 y 2024 se autorizó la importación de más de 6 toneladas cada año para su uso en la industria farmacéutica e insumos químicos. Sin embargo, una parte termina en la minería ilegal e informal. Pancarta.pe y CONNECTAS comprobaron que el 46 % de los usuarios registrados por el Estado son mineros ilegales o sin concesiones de beneficio. Es decir, que carecen de un permiso para procesar el mineral y obtener oro.
A pesar de esto, la Sunat les ha dado la autorización. Un trámite que tiene requisitos mínimos, uno de los cuales es clave: se pide que los usuarios de mercurio cuenten con una concesión para procesar el mineral de oro. Pero como se pudo comprobar en este reportaje, muchos mineros pueden evadir ese requisito “prestándose” concesiones.
Ellos son los principales compradores del azogue en las regiones donde existen asentamientos de minería, como Arequipa, Ayacucho, Puno y Madre de Dios. Lo adquieren en ferreterías, pero también en las redes sociales.




El mercurio que alimenta la fiebre del oro
A diferencia de otros países, como Ecuador y Colombia, el comercio del mercurio en el Perú no está prohibido y tampoco se restringe su uso en la actividad minera. Esto a pesar de los altos niveles de contaminación de este metal líquido. Diversos estudios advierten que al entrar en contacto con el medio ambiente, se cuela en la cadena alimenticia: el mercurio es absorbido por las plantas y luego por animales herbívoros y carnívoros. Finalmente, el que está en la cima de la cadena es el más afectado. En muchos casos, es el ser humano. Además, los mineros que utilizan el mercurio y lo manipulan sin equipamiento especial, lo absorben a través de la piel. El daño más común es al sistema nervioso, provocando problemas motores, falta de coordinación, insomnio, dolores musculares y hasta la muerte.
Pero como en Perú no hay prohibición, las autoridades no pueden hacer mucho si detectan que un minero en proceso de formalización está utilizando mercurio, debido a que la Ley de Formalización Minera impide procesarlo penalmente. Pero si se advierten malas prácticas que contaminen el medio ambiente o la salud de las personas, sí podrían aplicar sanciones.
Quienes explícitamente tienen prohibido su uso son los mineros ilegales. Sin embargo, cientos de ellos lo aplican en sus procesos de extracción de oro en los ríos de las regiones mineras.
Y es que el Perú es el principal productor de este preciado metal de Sudamérica. El Instituto Peruano de Economía (IPE) advierte que exporta el 44% del oro ilegal de esta parte del continente. En 2024, el IPE calcula que 92 toneladas de oro ilegal salieron del país. La mayoría llega a Europa usando países de paso, como Emiratos Árabes Unidos, India y Turquía, para evitar las restricciones que ponen naciones como Suiza, por ejemplo.
La fiebre por el oro peruano sigue al alza. Más aún cuando su precio se ha incrementado de US$ 2.440 la onza en mayo del año pasado, a nada menos que US$ 3.328 para abril de 2025. Este aumento está llevando a los mineros a tratar de incrementar su producción y, por tanto, a requerir más insumos; principalmente el mercurio.
En el informe “Cadena de valor de la minería ilegal del oro y desvío de insumos primarios destinados a este delito en el Perú”, elaborado por el Ministerio del Interior en 2024, se advierten dos fuentes de mercurio: el ilegal, que representa 52 toneladas al año aproximadamente y que proviene de Bolivia; y el legal, que representa solo el 10% de todo el mercurio que llega al Perú.
En este segundo caso, de acuerdo a cifras de Sunat y del portal TradeMap, las importaciones desde 2015 se han reducido drásticamente debido al ingreso del Perú al Convenio de Minamata. Este es un acuerdo de varios países para ir reduciendo el uso del mercurio en actividades como la minería hasta eliminarlo definitivamente para el 2030.
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Así, se pasó de más de toneladas importadas en 2014 a apenas 12,9 en 2015. Luego las importaciones fueron cayendo mucho más, debido a que ahora el Ministerio del Ambiente (Minam) debe autorizar su ingreso; aunque solo basta el consentimiento de los países que lo intercambien. En 2023 y 2024, las únicas importaciones de mercurio fueron de 6003 kilogramos (6 toneladas) cada año a la empresa Quimpac SA, para su uso en farmacéutica y otros insumos químicos, como la producción de cloro-Alkali.
Sin embargo, de lejos la mayor importadora en el tiempo ha sido el Grupo Triveño, con 53.798 kilos de mercurio ingresado al país entre 2013 y 2021, de acuerdo a los datos de la Sunat. Es importante recordar este nombre, pues a pesar de no seguir importando mercurio, lo sigue comercializando. Incluso, los dueños de la empresa fueron vinculados a la venta a mineros ilegales de Madre de Dios.
En total, las importaciones de mercurio al Perú desde el 2013 fueron de casi 316 toneladas.


La difícil trazabilidad del mercurio legal
¿A dónde va todo ese mercurio? Para este reportaje se solicitó a la Sunat los destinos de las ventas de mercurio de las empresas que lo importan o tienen en sus reservas. Sin embargo, la entidad estatal negó la información hasta en tres oportunidades. El argumento siempre fue el mismo: se trata de secreto comercial.
Al respecto, el especialista en minería ilegal César Ipenza apunta a la falta de fiscalización por parte de la Sunat. De acuerdo a la Ley nacional sobre insumos peligrosos, el gobierno estableció rutas fiscales para el transporte del mercurio. Es en puntos estratégicos de estas rutas donde la Sunat debe tener puestos de control. “Pero en general la Sunat no hace esa fiscalización o verificación. La normativa de Sunat no es suficiente, no está adaptada para controlar este tipo de insumos. Si el minero está en condición de ilegal, el sistema debería quitarlo del registro de usuarios de manera automática”, explica. “El mercurio no es cualquier cosa. No cualquiera debería vender. Por tanto, toca reflexionar sobre el rol de las autoridades de control de insumos químicos”, advierte Ipenza.
Para conocer el control que realiza la Sunat al comercio del mercurio, se solicitó una entrevista formal con funcionarios de la entidad. Sin embargo, tampoco hubo respuesta.
El biólogo y especialista en minería artesanal e ilegal Benigno Sanz señala que se debería reforzar y transparentar mejor la trazabilidad en el uso del mercurio: “Las empresas deben declarar cómo están comercializando y utilizando el mercurio. Porque hay forma de determinar si la actividad que realizan utiliza la cantidad de mercurio que declaran. Si tu ingresaste 30 kilos de mercurio, se debe saber en dónde se utiliza y reportar si el procedimiento que utilizaron consume 30 kilos de mercurio. Y eso es fiscalizable y penado. Además, hay un vacío legal, porque la Sunat solo se dedica a la fiscalización tributaria, más no al uso final del mercurio en la minería ilegal. Es solo una mesa de partes, porque no tienen especialistas en temas de minería”.
Para solucionar este déficit de control del Estado, Sanz propone que “la Sunat podría trasladar la función fiscalizadora a los gobiernos regionales, pero estos también carecen de presupuesto, logística o especialistas. La única forma es realizar operativos en las rutas, pero el mercurio es fácil de ocultar. Además, no se tiene claro que la Policía esté haciendo operativos específicos para fiscalizar el uso del mercurio”.



Una forma de controlar el comercio del mercurio es a través del Registro de Usuarios de Mercurio de la Sunat. Éste autoriza a quienes quieran utilizar el metal de alguna forma, comprarlo y venderlo legalmente. Pero lo cierto es que no es muy difícil ser parte del registro. Es más, frente al local de la Sunat en la ciudad de Puerto Maldonado, los tramitadores también ofrecen asesoría para ingresar al registro, como se comprobó en el reporteo para esta investigación.
De acuerdo a la Sunat, hasta el 1 de enero de este año había 2.470 usuarios registrados, de los cuales el 92.3 % son mineros informales o ilegales. Y la gran mayoría de ellos en las regiones de Puno, Madre de Dios y Arequipa, que lideran los índices de minería informal e ilegal.
Lo que sorprende es la aparente falta de filtros por parte de la Sunat para admitir a usuarios de mercurio. Y es que 252 de los registrados (10% del total) son mineros ilegales que abandonaron su legalización en el Registro Integral de Formalización Minera (Reinfo); otros 2.028 (80% de los usuarios registrados) son mineros en calidad de informales. Pero de esta última cifra, 874 no tienen concesiones de beneficio. Esto surge al contrastar las bases de datos de Usuario de Mercurio con la del Reinfo y Concesiones Mineras del Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (Ingemmet).
El director regional de Energía, Minas e Hidrocarburos de Madre de Dios, Julio Villegas Jirón, explica que, para que un minero pueda beneficiar oro —aplicar técnicas para obtener el mineral—, debe al menos presentar su Instrumento de Gestión Ambiental y Fiscalización para la Formalización de Actividades de Pequeña Minería y Minería Artesanal (Igafom). Allí debe explicar qué técnica aplicará y su plan de manejo ambiental.
Ya con su Igafom aprobado, se les da una concesión de beneficio. Y con ella pueden solicitar su inclusión en el Registro de Usuarios de Mercurio. Así también lo explicó un tramitador consultado en Puerto Maldonado, frente de las oficinas de la Sunat. Señaló que es más fácil si se cuenta con una concesión de beneficio inscrita en el Reinfo, que incluso puede ser “prestada” por cualquier minero. Solo se necesita eso y copia del DNI. El trámite, dijo el tramitador, cuesta entre 1500 y 2 mil soles (unos 600 dólares).
Entonces, si un requisito indispensable es tener la concesión de beneficio, ¿cómo 252 mineros ilegales y otros 874 sin concesión de beneficio obtuvieron sus registros de usuario de mercurio? Esas dudas no fueron aclaradas por la Sunat, porque a pesar de la insistencia, sus autoridades no respondieron al pedido de una entrevista para este reportaje.
Benigno Sanz señala que una posible respuesta está en la falta de expertise de la Sunat para analizar la información que dan los solicitantes. “Bastaría con filtrarlos en el Reinfo o con las direcciones de Energía y Minas. Es algo que ya está en el sistema y sería fácil, pero no lo están haciendo. Es evidente que la Sunat se ha convertido solo en una mesa de partes para este caso, solo para cumplir la ley”, explica. “Ojo que tanto el que vende como el que compra (mercurio) debe estar registrado en Sunat. Es más, el comercio debe informarse”, añade.
Pero en realidad eso no pasa. Los especialistas consultados advierten que los mineros registrados como usuarios de mercurio solo lo hacen con el fin de tener una fachada; es decir, para justificar su posesión de mercurio en caso de ser fiscalizados. “Pueden declarar que van a necesitar un litro de mercurio al mes, por ejemplo, pero en realidad utilizan mucho más. El litro lo compran a un distribuidor autorizado, el resto de manera ilegal. Porque incluso es más barato”, indica el funcionario de Madre de Dios Villegas Jirón.
Para este reportaje se recorrió una de las tantas zonas de venta de insumos para minería en Madre de Dios. Está en inmediaciones del mercado 3 de Mayo, entre la avenida Andrés Mallea y el Jirón Huáscar. Allí, los comerciantes señalaron que venden mercurio de la marca El Español. El precio: 50 gramos en una bolsa, a 150 soles (o 40 dólares). Una cantidad con la que fácilmente se podrían obtener unos 30 gramos de oro, para venderlos a aproximadamente 330 soles (90 dólares) el gramo. Es decir, gastando 40 dólares para comprar de manera ilegal 50 gramos de mercurio, se puede llegar a ganar después unos 2.700 dólares, casi 70 veces el monto inicial invertido. Sin duda, un muy buen negocio.
Los vendedores no pidieron ningún documento, ni de identidad, ni de usuario de mercurio, como tampoco del Reinfo o un certificado de concesión de beneficio. Nada.


Pero los puestos de ferretería en Puerto Maldonado, o en otros asentamientos de pequeña minería informal e ilegal en el sur del Perú, no son los únicos donde se puede adquirir mercurio. Gracias a las redes sociales ahora cualquier interesado puede encontrar varios anuncios de su venta en Facebook, donde lo venden desde 170 hasta 28 mil dólares el kilo, dependiendo de la calidad. Algunos de los vendedores son empresas, otros solo muestran teléfonos de contacto y hasta supuestos testimonios de mineros satisfechos con la compra de este insumo.
Algunas de las empresas que ofrecen mercurio en Facebook son Altaluna SAC, MM Trading SAC y Sociedad Química Alemana SA. Lo curioso es que ninguna se encuentra en el Registro de Usuarios de Mercurio. Al consultar con estas tres empresas, al otro lado de la línea aseguraron que tienen todos los permisos, que pueden entregarlo en cualquier dirección del Perú e incluso ofrecen asesoramiento técnico para su uso en caso de comprar grandes cantidades.
La gran cantidad de anuncios y la tranquilidad con la que ofrecen y venden el mercurio en redes sociales hace dudar nuevamente sobre la labor de la Sunat en la fiscalización de este insumo. Pero sobre todo, en el verdadero compromiso del Gobierno peruano para de una vez por todas eliminar su uso en el país.
En tanto, mineros informales e ilegales siguen utilizando el mercurio como insumo principal para obtener el oro del Amazonas y de las montañas de los Andes; contaminando ríos y destruyendo ecosistemas completos a su paso.
Venta de mercurio en redes sociales



