El azul profundo de las playas arequipeñas esconde una fragilidad creciente. Cada día, la vida marina en nuestro litoral enfrenta amenazas silenciosas: la contaminación desmedida, la pesca ilegal y la indiferencia. Sin embargo, en medio de este panorama desafiante, un faro de esperanza brilla con fuerza. Se trata de la ONG Kusi Conservancy, una organización dedicada con pasión y rigor a la protección y recuperación de los ecosistemas marinos. 

La travesía de Kusi Conservancy comenzó en 2018, cuando Jerry Brown, un escritor de alma peruana y visión clara, sembró la primera semilla. Sus investigaciones, profundas como las simas marinas, le revelaron que EL Perú, con su biodiversidad vibrante, era el lienzo perfecto para pintar su obra conservacionista. Él fue el primero en colocar letreros de concientización, pequeñas voces silenciosas que clamaban por un cambio a lo largo de la caleta, preparando el terreno para una revolución de conciencia.

Jerry Brown es un ciudadano estadounidense que se enamoró de la naturaleza peruana y lucha por preservarla.

“Desde que empecé a escribir, siempre me interesó la vida marina del litoral arequipeño. Hay mucho por hacer aquí. Así como tienen gran diversidad de especies, también existe el peligro latente de la caza furtiva”, cuenta Jerry Brown mientras recolecta más voluntarios para su ONG. 

Al cuidado de Hornillos 

Jerry Brown, un hombre que no se contenta con ver el mundo arder desde la barrera, fundó Kusi Conservancy con un propósito claro: proteger, monitorear y administrar voluntariamente la biodiversidad que danza al filo de la extinción. La Caleta de Hornillos, con sus aguas generosas, pero también amenazadas por la sombra de la ilegalidad, se convirtió en su campo de batalla, un santuario que merecía ser defendido con garras y corazón.

La labor de Kusi Conservancy es un ballet de voluntades. A pesar de contar actualmente con solo cinco voluntarios, cada uno es un pilar fundamental en este edificio de sueños. Sus jornadas son un testimonio de dedicación: desde la limpieza incansable de la caleta, donde cada residuo es un puñal al ecosistema, hasta la vigilancia sigilosa contra la pesca furtiva, el fantasma que diezma la vida marina sin piedad.

Los voluntarios con los que Jerry trabaja tienen todo el ímpetu de cuidar el ecosistema marino.

Pero la acción no se limita a la fuerza de las manos. El verdadero músculo de Kusi Conservancy reside en la educación. Las charlas que imparten a la población son como gotas de lluvia en tierra sedienta, alimentando la conciencia sobre la intrínseca importancia del ecosistema. Buscan que cada habitante de Arequipa se convierta en un guardián, que el amor por la naturaleza se propague como una marea imparable.

“Nosotros cuidamos la caleta. En convenio con Serfor (Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre) brindamos charlas de motivación y educación ambiental. Buscamos que los demás crezcan como personas. Sobre todo porque la caza de animales marinos silvestres está a la orden del día”, prosigue. 

Especies en extinción 

Una de las funciones que cumplen es la de monitorear la calidad de las aguas de la Caleta Hornillos.

Los voluntarios, verdaderos centinelas de la vida marina, son íntimamente conscientes del peligro que cierne sobre criaturas tan emblemáticas como la nutria marina, los pingüinos de Humboldt y los lobos marinos. Sus rostros, curtidos por el sol y salados por el mar, reflejan la preocupación por el futuro de estas especies, cuya existencia pende de un hilo cada vez más delgado.

La visión de Kusi Conservancy no se detiene en el presente. Con la mirada puesta en el mañana, aspiran a la construcción de dos centros de cultivos de algas marinas. Este proyecto, ambicioso y vital, es la llave para desterrar la depredación y la consecuente muerte de los animales marinos, ofreciendo una alternativa sostenible y un respiro para los ecosistemas vulnerables. “Las algas marinas aportan el 70% de vida al mar. Por eso, aspiramos a crear centros de cultivo”, concluye. 

Brown ha conseguido el apoyo de Serfor y otras entidades interesadas en la conservación del mar peruano.

Jerry Brown, con su espíritu de colaboración, entiende que ninguna batalla se gana en solitario. Por ello, la ONG ha gestionado el apoyo de Serfor, articulando esfuerzos con otras organizaciones que comparten la misma estrella polar. Porque solo la unión de manos, la sinfonía de voluntades, puede crear un eco lo suficientemente potente para proteger el tesoro azul de la Caleta de Hornillos.

Así, bajo el cielo arequipeño, Kusi Conservancy no es solo una ONG; es un latido, un compromiso silencioso que resuena en cada ola que rompe en la orilla. Es la historia de cómo la pasión de un hombre, Jerry Brown, encendió una chispa que hoy, con la ayuda de sus valientes voluntarios, busca transformar la amenaza en esperanza, y la indiferencia en acción.