La investigación contra el decano del Colegio de Abogados de Arequipa, John Mesias Romero, por tocamientos indebidos contra una trabajadora de su orden lo hunde cada vez más. Sucede que una testigo de iniciales K.J.M.Q. compareció ante el Ministerio Público y reveló una conducta del letrado que deja mucho que desear.
Se trata de una extrabajadora del Colegio de Abogados que fue despedida por Mesias Romero, pese a que existía un contrato vigente. La testigo conoció a la demandante y al demandado antes que ocurrieran los hechos que hoy son materia de investigación. Aunque no sostenía relación amical con ninguno, contó actitudes que, para esta redacción, lo pintan de cuerpo entero.
“El doctor (John Mesias) dijo que me había perdido la confianza porque supuestamente yo me había vuelto amiga del doctor Christian Vizcarra (vicedecano) y del doctor Arturo Salas Vildoso (director tesorero), lo cual es falso (…) me exigía mi renuncia o me despedía. Quiero precisar que durante toda esa semana el decano me exigía mi renuncia cuando yo tenía contrato hasta mayo de ese año. Incluso le pedí que respetara mi contrato, pero él se negó”, contó la testigo en un primer momento.
Lo más grave es que el letrado, según la declarante, tenía costumbre de pedir que se aumentara el volumen de la música cuando recibía a mujeres en su despacho. Esto para que nadie escuchara la conversación que sostenía con sus visitantes, un detalle que añade una sombra de duda sobre su conducta moral.
“Quiero precisar que en algunas oportunidades el decano me solicitaba que aumente el volumen del equipo y que no lo interrumpiera hasta que él me avise o se retirarán las señoritas que lo visitaban”, se desprende de el acta de declaración de la testigo que forma parte del expediente N° 1506014510-2024-378, qué obra en la Fiscalía como parte del proceso penal.
También desveló que la denunciante (presunta víctima) nunca antes había ingresado al despacho del Decanato, salvo cuando se produjeron las supuestas agresiones. En esa medida, las autoridades judiciales evalúan el comportamiento atípico del abogado, que se suma a su resistencia por declarar y asistir a exámenes psicológicos de conducta psicosexual.
