
Lic. Yenny Quispe Jiménez – Braavo Marketing y Comunicación
“Vivo por ella que me da, fuerza, valor y realidad”, es lo que transmite el cantautor Andrea Bocelli, cuando se trata de expresar lo que es la música. Claro está que él se refugió en ella al perder la vista a sus 12 años y ahora es una figura reconocida mundialmente, gracias a ella.
¿Pero que importancia tiene la música para el marketing? La neurocientífica Beatriz Fagundo indica que la música activa muchas partes del cerebro. Tantas que los neurocientíficos no han conseguido determinar el “centro cerebral” de la música. Pero sí reconocen que existen áreas e incluso células diferentes para descifrar el ritmo, el tono, la melodía y que se relacionan a la vez con la memoria o las emociones.
Música para vender, para negociar o para comer, así explica Fagundo, las diferentes formas de aplicar la música a los objetivos de marketing. Por ejemplo, para una tienda en hora punta o cuando hay muchos clientes son recomendables las piezas musicales de ritmo rápido porque definitivamente aumentan el ritmo al andar. O el caso que implica concretar un negocio, se puede elegir una pieza de jazz o soul para irradiar una imagen de sofisticación o música clásica si tal vez se quiere proyectar más seriedad.
Aún más, un estudio de Adrian North, con doctorado en Psicología Músical, revela que, si en una tienda de vino se reproducía música francesa, un alto porcentaje del vino vendido sería francés. Cuando en el mismo lugar se escuchaba música italiana, el vino más vendido ese día era el italiano.
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A veces no lo notamos y puede parecer imperceptible, pero la música está muy presente en el proceso de venta. Solo es necesario darse una vuelta a un centro comercial. Cada tienda posee un acento diferencial en los temas musicales de su lista de reproducción.
Además, muchas marcas actualmente utilizan el “audio branding” que consiste en incluir sonidos y efectos de sonido a su imagen, para reforzar la identidad de una marca y crear una conexión emocional con los consumidores.
Tenemos ejemplos emblemáticos como: “como gusta, como gusta” de una marca de sazonador, o “zazaza…” de otra marca de la misma línea. O el silbido con el que sella su publicidad un conocido banco. La música se puede usar para contar historias, para crear asociaciones emocionales o para generar recuerdo de marca.
Escuché a alguien decir que una canción cambió su vida y estoy convencida que es así. A Bocelli, le dio la motivación para seguir. De fondo escucho a Bob Marley en su tema Trenchtown Rock: “lo bueno de la música es que, cuando te golpea, no te duele” y tiene razón.