Isaac Martínez GonzalesEspecialista en infraestructura hidráulica

Por la variación espacial y temporal de la disponibilidad del agua en nuestro país, es fundamental la utilización de represas para mejorar la gestión de los recursos hídricos. Siempre es necesario recordar que una represa no se construye en cualquier lugar. Para que tenga un costo razonable, debe ubicarse un vaso de almacenamiento que no tenga mucha altura y no sea tan largo el cierre. Debe haber calidad de roca, que la quebrada no tenga mucha pendiente, para que no haya sedimentación a corto plazo, etc.

En contraposición de estas ventajas, también hay argumentos de orden ambiental para no construirlas. Tales como imposibilidad o, en el mejor de los casos, dificultad para el tránsito de animales como peces y camarón, o retención de sedimentos que ocasionan el fenómeno de las aguas claras, pues el agua sin sedimentos tiene mayor capacidad erosiva en época de avenidas. Además considerar el peligro latente de falla de su estructura, como el fallo del empotramiento del estribo de la represa El Frayle en abril de 1961. Entre otros temas a tener en cuenta.

En la cuenca del río Chili hay cuatro represas construidas: Pillones, Chalhuanca, El Frayle y Aguada Blanca. Y en la cuenca del río Colca, cuyas aguas se trasvasan a la cuenca del río Sumbay, hay tres represas: El Pañe, Bamputañe y Dique de los Españoles. Además, en esta misma está construida la represa Condoroma.

Para realizar el cálculo real de las pérdidas de agua por evaporación de los embalses o represas, se debe considerar la relación entre la variación diaria de la superficie embalsada y volumen embalsado. Las condiciones climáticas no son el factor más importante o predominante, en la mayoría de los casos, para incidir en las pérdidas. Hay que considerar las características morfológicas del vaso de almacenamiento, como profundidad, área del espejo de agua y la operación o sistema de tiempos y caudales de descarga que se aplique.

Te puede interesar: Editorial: Sobre la libertad de expresión y libertad de prensa

En un sistema de represas como las de la cuenca regulada del río Chili, se debe utilizar lo antes posible el agua de las represas que tengan mayor área de espejo de agua, como las represas de El Pañe y El Frayle.

Con información real de la represa Condoroma, se ha obtenido los resultados indicados en el cuadro 1. Hay una perdida de agua por evaporación de 9 hm3/año, que es el 3.5% del volumen útil, que son 259 hm3.

Para las siete represas de la cuenca del río Chili (Cuadro 2) no se ha obtenido la información de la relación entre la variación diaria de la superficie embalsada y volumen embalsado. Considerando el área total del espejo de agua (10.9 km2) y la evaporación mensual promedio (4.11 mm/día) de Condoroma, se han obtenido valores de las pérdidas por evaporación (16.2 hm3). Lo que nos resulta en un coeficiente de evaporación de 55.53%. Utilizamos este coeficiente para ajustar el valor obtenido de las pérdidas por evaporación de las represas del Chili regulado, lo que nos resulta en 85.63 hm3.

Este resultado equivale a un 20.9% del volumen total de las represas, que es de 409.86 hm3. Lo que equivale a un poco más del volumen útil de la represa Pillones. Este es un cálculo muy rápido para tener una idea de la cantidad de agua que se pierde por evaporación.

¿Cómo se controla estas pérdidas de agua por evaporación? Se colocan colchonetas de Tecnopor, forradas con plástico o esferas que cubren parcialmente la superficie del agua. Cuidemos el agua.