India inició una operación militar contra “infraestructura terrorista” en territorio pakistaní y en la Cachemira controlada por Islamabad. Una acción tomada tras un atentado que mató a 26 personas, en su mayoría turistas. El ataque dejó al menos 12 presuntos terroristas muertos y más de 50 heridos, lo que provocó una inmediata respuesta política y militar del gobierno de Pakistán.

El Ministerio de Defensa indio justificó los bombardeos como una represalia directa por el ataque en Pahalgam, donde murieron 25 ciudadanos indios y un nepalí. Los misiles impactaron nueve objetivos estratégicos, según autoridades indias, y provocaron fuertes explosiones en la Cachemira pakistaní. En respuesta, el ejército de Pakistán activó su sistema de defensa y advirtió que responderá en el momento y lugar que considere adecuado. “Esta provocación no quedará sin respuesta”, afirmó el portavoz militar Ahmed Sharif Chaudhry.

En paralelo, el Ministerio del Interior indio ordenó simulacros de emergencia en todo el país para preparar a la población ante una eventual escalada bélica. Estos ejercicios incluyen evacuaciones, cortes de electricidad y pruebas de infraestructura crítica. La tensión creció luego de que Pakistán denunciara nuevas violaciones al alto el fuego por parte de India. Esto mientras que Nueva Delhi acusó a Islamabad de encubrir a grupos armados que operan desde su territorio.

Desde Washington, el presidente Donald Trump condenó los ataques y calificó la situación como “una vergüenza». Señaló que el conflicto era predecible por el historial bélico entre ambas naciones. Mientras tanto, la ONU advirtió que el mundo no puede permitirse una guerra entre India y Pakistán. Ambas potencias nucleares enfrentadas desde 1947, cuando la división de la India británica provocó la disputa territorial sobre Cachemira.

El epicentro de esta nueva crisis es el atentado en Cachemira, cuyo autoría aún no ha sido confirmada. India acusa a Pakistán de facilitar el accionar de grupos extremistas, mientras que Islamabad niega cualquier implicación y asegura contar con inteligencia que anticipa una campaña militar india más amplia. El conflicto, enraizado desde hace más de siete décadas, parece haber entrado en una fase de máxima tensión.