Indignado y en completo anonimato, el denunciante que en 2018 acusó al cardenal peruano Juan Luis Cipriani de abuso sexual rompió su silencio luego de verlo aparecer públicamente en el Vaticano, en eventos previos al cónclave para elegir al nuevo papa. Según denunció al diario El País, la presencia del purpurado en actos oficiales contradice las restricciones impuestas por el papa Francisco. Pues este le prohibió actividades públicas y el uso de símbolos cardenalicios tras investigar la denuncia y darle crédito. “Es como si se burlara de la Iglesia”, afirmó la víctima, quien también cuestionó el silencio cómplice de otros prelados.
La aparición de Cipriani en la capilla ardiente del Papa, en la basílica de San Pedro y en reuniones del colegio cardenalicio generó malestar entre quienes exigen que se cumplan las sanciones vaticanas. Según el denunciante, Cipriani no solo ha desobedecido las restricciones, sino que busca reinstalarse como figura activa dentro del clero. Esto pese a las medidas disciplinarias que aceptó y firmó en su momento. “Es increíble verlo vestido como cardenal y actuando con protagonismo como si nada hubiese pasado”, declaró.
El denunciante relató que Cipriani intentó contactarlo para obtener una disculpa que pudiera presentar ante el Papa. Al no conseguirla, habría cambiado de actitud y lo habría desacreditado señalando que tenía problemas psiquiátricos. La víctima reafirmó que nunca solicitó compensación económica: solo pidió que el cardenal fuera apartado tras los abusos sufridos durante un acto de confesión. Francisco dio credibilidad a su testimonio, encargó una investigación en Lima, aceptó la renuncia de Cipriani sin prórroga al cumplir 75 años y le impuso sanciones por escrito.
El periodista José Enrique Escardó, primer denunciante del caso Sodalicio y presidente de la Red de Sobrevivientes Perú, respaldó al denunciante. Además, advirtió que la eventual reversión de sanciones contra Cipriani por parte del nuevo papa sería “otro escándalo” para la Iglesia. “La cosa se está calentando, y es una mala señal. Vamos a ver si el Vaticano se da cuenta o se hace el loco”, declaró a Infobae Perú. Escardó remarcó que permitir la impunidad en este contexto sería retroceder en los avances que Francisco promovió en la lucha contra los abusos dentro del clero.
El Vaticano, por su parte, ha reconocido que la presencia del cardenal ha causado polémica, pero no ha anunciado ninguna medida al respecto. Matteo Bruni, su portavoz, indicó que todos los cardenales pueden participar en las congregaciones generales y evitó dar detalles sobre el caso. “Sí, se ha conocido. Si no se ha tomado ninguna decisión, cada uno deberá sacar sus propias conclusiones”, comentó. Mientras tanto, el silencio institucional contrasta con el testimonio de una víctima que insiste en que el caso debe zanjarse con un mensaje claro: no puede haber impunidad para quien ha sido sancionado por el mismo pontífice.