La participación del cardenal peruano Juan Luis Cipriani en las actividades previas al cónclave generó controversia, debido a las restricciones que el papa Francisco le impuso tras una denuncia por abuso sexual. Durante una conferencia de prensa posterior a la quinta congregación general de cardenales, el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, fue consultado sobre su presencia.

“Todos los cardenales pueden participar en las congregaciones generales”, respondió Bruni, según declaraciones recogidas por el medio Crux. Añadió que la constitución Universi Dominici Gregis, que regula los cónclaves, es clara al respecto y que no proporciona “información particular sobre los cardenales”. Indicó que se informaría sobre el asunto.

Según El País, en 2018 una víctima escribió al papa Francisco para denunciar abusos sufridos en 1983 por parte de Cipriani, entonces sacerdote. La misma fuente señala que ya existía una acusación previa desde 2002. El denunciante permanece en el anonimato y hoy tiene 58 años.

El medio informó que, tras recibir la denuncia, el pontífice impuso a Cipriani un precepto penal que incluía limitaciones al ministerio sacerdotal, residencia fuera del Perú y silencio público. El purpurado afirmó que dichas sanciones fueron impuestas “sin haber sido escuchado” y negó las acusaciones: “No he cometido ningún delito, ni he abusado sexualmente de nadie, ni en 1983 ni después”.

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Cipriani fue visto en el funeral del papa Francisco y en la basílica de Santa María la Mayor junto a otros cardenales. Aunque no puede votar en el cónclave por su edad, su presencia ha sido interpretada como un signo de su influencia.

El cardenal argentino Ángel Rossi advirtió: “Si él dijo no, sería bueno que no”, en referencia a posibles instrucciones del papa sobre exclusiones. También asistieron otros prelados cuestionados, como Angelo Becciu y Roger Mahony, generando críticas desde sectores eclesiásticos y civiles.

Bruni explicó que los cardenales presentes en las ceremonias fueron seleccionados según su antigüedad.