El papa Francisco, Jorge Mario Bergoglio, en una fotografía (que ha sido coloreada) tomada cerca de 1959 y que forma parte de uan autobiografía que se publica este martes en Italia, llamada «Esperanza» (Plaza & Janés), escrita durante más de 6 años con el periodista italiano Carlo Musso y que se lanzará posteriormente en más de 80 países. La biografía estaba destinada a publicarse después de la muerte del pontífice, pero finalmente se decidió hacerlo con ocasión del Jubileo que se celebra este año. EFE/Mondadori Portfolio/Archivio GBB/ SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

Dos meses antes de sufrir el ictus que terminó con su vida, el papa Francisco sorprendió al mundo católico al lanzar Esperanza, una autobiografía que revisa su infancia en Buenos Aires, sus luchas pastorales y su visión de los grandes dilemas contemporáneos. Con esa decisión, anunciada en enero pese a los planes iniciales de publicar póstumamente, Jorge Mario Bergoglio se convirtió en el primer pontífice que firma sus memorias mientras aún ocupa la cátedra de Pedro. Aquella iniciativa, calificada de “arriesgada pero justa” por voces vaticanas, redobló el interés mundial por su pensamiento. Además, anticipó, quizá sin quererlo, la despedida de un pastor que siempre caminó un paso adelante de la tradición.

Miles de fieles abarrotaron este miércoles la basílica de San Pedro para velar al papa número 266. El cortejo partió de la residencia de Santa Marta al amanecer y avanzó entre rezos en un clima de recogimiento. La Santa Sede confirmó que Francisco —quien fue dado de alta en marzo tras una neumonía severa— cayó en coma a causa de un ictus. Luego sufrió un fallo cardiocirculatorio irreversible. El deceso fue constatado conforme al protocolo per obitum papae. Este incluye la triple llamada de su nombre bautismal y la destrucción simbólica del anillo del Pescador.

La decisión de adelantar Esperanza sacudió los muros vaticanos. Editorialmente, rompió con la costumbre de reservar la voz del pontífice para los historiadores. Pastoralmente, ofreció a los fieles un testimonio directo de su espiritualidad: “En cada página es también el libro de quien ha caminado conmigo”, escribe. El volumen, fruto de seis años de diálogo con el periodista italiano Carlo Musso, combina estampas porteñas —el joven Bergoglio en Flores— con meditaciones sobre migración, pobreza y ecología, temas que marcaron su pontificado.

Observadores señalan que la publicación funcionó como legado en vida y blindó su mensaje frente a cualquier relectura interesada. Al mismo tiempo, reforzó su perfil de reformador: primer papa latinoamericano, primer papa tuitero y ahora primer papa memorialista activo. Ese gesto final, más que cualquier decreto, ilustra la coherencia de un líder que predicó la transparencia y el examen de conciencia colectivo como vías de renovación eclesial.

El funeral del pontífice está programado para el viernes en la plaza de San Pedro. Y los cardenales y laicos coinciden en que la biografía póstuma del siglo XXI nació de la propia pluma del pontífice. Esperanza queda, así, como brújula y testamento de quien insistió en “una Iglesia de puertas abiertas” hasta su último aliento.