El Gobierno suspendió la tercera entrega de alimentos del programa Wasi Mikuna (ex Qali Warma), que debía iniciar en mayo y atender a 4.2 millones de escolares en todo el país. La directora ejecutiva del programa, Nadya Villavicencio Callo, emitió un memorando que ordena paralizar los procesos de validación de productos. Esto hasta que el Viceministerio de Prestaciones Sociales del MIDIS emita nuevas directrices. La decisión, inesperada para los proveedores ya adjudicados, llega después de que se reportaran al menos 191 casos de intoxicación infantil vinculados al consumo de alimentos del programa. La suspensión confirma el colapso de una estrategia que, tras un cambio de nombre, repite los mismos errores de su antecesor, Qali Warma.
Los proveedores que ganaron los contratos para la tercera entrega ya habían comenzado el proceso de “liberación”. Es decir, la presentación de documentos que certifican la calidad de los productos. El programa debía validar estos expedientes y autorizar la distribución entre el 19 y el 30 de mayo. Sin embargo, el MIDIS detuvo el procedimiento y no ha anunciado una fecha clara para retomar el servicio alimentario. “Se dispone paralizar toda evaluación hasta que el Viceministerio de Prestaciones Sociales precise las directrices que nos permitan otorgar el servicio”, indica el memorando.
La medida se tomó luego de una cadena de intoxicaciones escolares ocurridas entre el 28 de marzo y el 14 de abril. Aunque el Gobierno aún no presenta un plan de contingencia, sí comunicó a los proveedores —de forma extraoficial— que la tercera entrega queda suspendida. En su comunicado interno, la directora ejecutiva cita el Decreto Supremo N.° 006-2025-MIDIS, que aprueba la extinción del programa, como respaldo de la medida.
Wasi Mikuna nació en diciembre de 2024 como un intento de reformular el cuestionado programa Qali Warma, cuya crisis provocó la salida del entonces ministro Julio Demartini. Sin embargo, los escándalos de intoxicación no se detuvieron y evidenciaron que el cambio fue solo cosmético. El mismo esquema operativo, los mismos procedimientos y errores se repitieron bajo un nuevo nombre.
En lugar de reformar el modelo de compras centralizadas, el Ejecutivo optó ahora por una salida polémica. Transferirá los fondos del programa a comités formados por padres y docentes, que se encargarán directamente de adquirir los alimentos. Esta nueva estrategia genera preocupación entre expertos en políticas públicas. Estos advierten el riesgo de descontrol en el uso del dinero público, falta de supervisión técnica y mayores brechas en la calidad alimentaria.
La suspensión de Wasi Mikuna deja sin alimentación a millones de estudiantes en medio del año escolar y sin un plan claro que garantice continuidad ni seguridad alimentaria. El Gobierno sacrifica la logística estatal sin fortalecer capacidades locales, improvisando sobre una crisis que arrastra desde hace años.