Por Gustavo Puma Cáceres. Planificador Urbano Territorial y Portuario, Gobernanza Territorial y Gestión de Ciudades Puerto. (En colaboración con Bach. Kelly Choque Lazo)
Han pasado 2 años y tres meses desde que Rohel Sanchez asumió el Gobierno Regional de Arequipa, y no tiene hasta el momento un proyecto relevante de impacto regional. De la misma manera Víctor Hugo Rivera desde su cargo como alcalde de Arequipa no tiene ningún proyecto u obra relevante para Arequipa. Y unos de los más importantes sería mejorar constantemente su sistema de transporte para articular los distritos.
El puente Chilina se concibió como un proyecto que ayude en la descongestión de las vías principales y reduzca el tiempo de viaje de los arequipeños. Beneficiando así a miles de personas diariamente. Este megaproyecto sería pieza fundamental en el desarrollo y mejora del sistema vial de la ciudad, y buscaba tener un gran impacto social y económico en la población. Han pasado más de 10 años desde la finalización de su construcción y aún nos preguntamos si fue realmente un proyecto que cumplió con todas las expectativas.
En un planteamiento inicial se aprobó en 2009 por un costo aproximado de 369 millones de soles. Sin embargo, con la aprobación del expediente técnico se redujo a una suma aproximada de 245.5 millones de soles. Y se planteó una construcción aproximada de 2 años. Luego de algunos vaivenes y problemas, el proyecto fue finalmente inaugurado en 2014 con un costo de casi S/ 500 millones. Aunque hasta el momento la obra no ha sido liquidada y no se puede cuantificar el costo final.
En este punto podemos entender los aciertos, desaciertos y problemas que se tuvieron en la ejecución de esta infraestructura, que debió constituir un punto clave en los proyectos de inversión pública en la región de Arequipa.
Mi opinión personal sobre el Puente Chilina es que no es un caso exitoso, pero sí tiene muchas lecciones aprendidas, buenas y malas, de cómo no hacer una obra por impuestos. El incremento se debió a sobrecostos y modificaciones durante la obra. A pesar de esto no ha resuelto el problema de tráfico, ya que solo conecta con la Av. Ejército, una vía ya saturada, sin una red vial complementaria eficiente. No se ha logrado reducir significativamente el tráfico en las horas punta y tampoco integró adecuadamente con el Sistema Integrado de Transporte (SIT), lo que limita su impacto en la movilidad urbana.
El Puente Chilina es un ejemplo de mala planificación urbana. Arequipa necesitaba una solución integral de movilidad urbana, y que debe de implementarse el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) de la ciudad de Arequipa. Y se necesita promover de manera inmediata un nuevo puente más arriba, que complemente la vía 54. El puente Chilina no puede ser una obra aislada sin conexión. Recordando que todos los proyectos de inversión pública deben tener el fin de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y ciudadanas de Arequipa.