Por Christiaan Lecarnaqué Linares
SINOPSIS
Atoqcha, en su búsqueda de un hogar y empleo en la ciudad del Cusco para seguir sus estudios de ingeniería civil, forma una estrecha conexión con un amigo que lo acoge como familia, aunque su corazón siempre estará dividido entre su nueva vida y la tierra donde creció, donde su madre y hermana también buscan su propio destino. A pesar de comenzar de nuevo, su regreso a casa es inevitable, ya que su lealtad y amor se dividen entre dos mundos.

Kinra se aparta del molde de las películas rodadas en regiones del Perú, que suelen retratar las problemáticas sociales con un tono de denuncia pesimista. Este filme cusqueño opta por un enfoque diferente.
La historia sigue a Atoqcha, un joven de una comunidad campesina que llega a la ciudad de Cusco en busca de oportunidades laborales y educativas. Sin embargo, su camino está lleno de obstáculos. Uno de los más significativos es no contar con su partida de nacimiento, un documento indispensable para obtener el DNI, un problema que aún afecta a miles de peruanos.
Lo interesante es que, lejos de caer en el drama, Atoqcha enfrenta sus dificultades con creatividad y el ingenio característico del «criollismo» peruano. Su evolución a lo largo del filme es evidente, mostrando cómo enfrenta los desafíos con optimismo y determinación. Esto da lugar a momentos memorables y hasta cómicos, como la escena del techamiento, llena de humor y camaradería.
Un Perú distinto
Kinra también se distingue por retratar un Perú distinto al que suele mostrarse en el exterior. No es el país del “milagro económico” ni del crecimiento vertiginoso. Es un Perú rural, de construcciones grises y sin revestimientos, donde las oportunidades son limitadas para quienes viven lejos de las grandes ciudades.
Atoqcha no la tiene fácil, pero su ímpetu por cambiar su destino es más fuerte. Su viaje refleja el deseo de construir un futuro diferente al de sus padres, aunque el final queda abierto a la interpretación: ¿es un regreso a las raíces o una rendición ante un país que lo ignora?
El elenco de actores realiza una interpretación destacable, aportando naturalidad y credibilidad a la historia. Las tomas de la comunidad y de la ciudad de Cusco son hermosas y reveladoras, especialmente la escena en la que Atoqcha ingresa a la universidad, cargada de simbolismo.
Además, la película permite conocer mejor los hábitos y costumbres de las comunidades rurales, como la escena del techamiento, donde se mezcla tradición y gastronomía en un ambiente festivo.
En resumen, Kinra es una película interesante y novedosa que muestra un Perú real y poco explorado, un Perú que existe pero que a menudo permanece oculto a los ojos de muchos.