Por Huber Valdivia Pinto, Asesor y Consultor

La actividad agrícola, como otras, presenta una complejidad de factores, que es necesario considerarlas para lograr que esta actividad sea rentable y brinde satisfacciones a las familias que se dedican a esta tarea. Estos incluyen el manejo del agua, el proceso de manejo del cultivo, la postcosecha, el mercado, el financiamiento, entre otras.

Pero una de las primeras a tomar en cuenta es el agua. Nuestro país ocupa el 8vo lugar con mayor cantidad de agua dulce en el mundo, pero casi toda esta ubicada en la cuenca amazónica (90%). El gran inconveniente son los costos para traer este valioso recurso a la costa, donde se encuentran grandes extensiones de tierras con vocación agrícola.

En las zonas agrícolas de los proyectos que están ubicadas en la consta desértica del sur del Perú, dicha eficiencia es baja. Lo que podemos atribuir a un inadecuado uso, empezando por la limitada y deficiente infraestructura hidráulica o el mal conocimiento de suelo o en la selección de cultivos. 

En el caso de Arequipa, estos problemas son agudos en la faja desértica que incluye proyectos, como La Joya, Santa Rita de Siguas, Yuramayo y la Pampa de Majes. Estos tienen una textura arenosa y con una significativa presencia de piedras que muchas veces superan el 90% y 10% arcilla y limo, por eso la alta infiltración. Algunos los consideran como suelos marginales, pero con mucho esfuerzo se ha logrado hacerlos productivos.

Algunos agricultores ubicados en las zonas en mención han instalado riego presurizados, y les va bien, a la mayoría. Mientras que otros con estos sistemas, con eficiencia baja, casi lindando con los sistemas tradicionales por gravedad, como es el caso de La Joya Nueva y Majes I siguen manteniendo márgenes de pérdida altos.

El costo de un riego presurizado es alto, pero se puede lograr mejor eficiencia en los campos con riego por gravedad, con costos accesible para los agricultores. Para eso primero hay que conocer sus suelos, incluyendo estudios de textura, estructura, capacidad de campo, humedad aprovechable, infiltración, pendiente, etc. Esta información permitirá estimar el módulo de riego y su caudal no erosionable.

Considerando estos y otros parámetros, se determina el módulo y la frecuencia de riego. Además, con estos suelos en zonas áridas, es complicado manejar longitud o ancho de surco y melgas. Solo como referencia acotamos, en el caso de los valles con otra textura con una buena proporción entre limo-arcilla-arena, la frecuencia de riego puede llegar hasta los 10 días o más.

En la zona de Arequipa, hay que mantener la eficiencia del uso de agua en los sistemas por aspersión y goteo, de 84 y 90%, mientras que en las áreas por gravedad en necesario conocer suelo y elevar la eficiencia a no menos del 50%.