Escribe: Augusto Santillana, abogado y analista politico

En algún momento, expusimos por esta columna, la necesidad de diversificar nuestra plataforma productiva. Nuestro país se destaca por ser una economía esencialmente extractiva. El PBI está sustentado en la mayor o menor cantidad de minerales que extraemos de las unidades mineras como Las Bambas, Quellaveco, Antamina, Tintaya: cobre, oro, zinc, estaño. Por eso, para seguir manteniendo un crecimiento o estabilidad económica, es importante, para los intereses del país, seguir explotando nuevos yacimientos mineros: Tía María, Zafranal. Por lo mismo, para asegurar un real crecimiento y desarrollo a mediano y largo plazo, es imprescindible, abrir nuevos frentes de generación de la economía a escala. Para ello, es necesario, insistir como política pública, en crear escenarios apropiados para la inversión interna y externa en actividades productivas diversas.

En una reciente entrevista al diario El País, la Directora de Mc Kinsey Global Institute, Olivia White, doctora en física por la Universidad de Harvard, tras dar una charla magistral en el Foro Económico Internacional América Latina y el Caribe, organizado por CAF-Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe en alianza con el Grupo PRISA y World in Progress (WIP), argumentó que las economías de la región carecen de diversificación. Esto puede explicarse porque, cuando hay recursos abundantes disponibles, es fácil que la actividad económica se limite a explotarlos, lo que se convierte en un problema. Sin embargo, no es un destino inevitable; es una elección.

En todo el mundo, ciertas condiciones son necesarias para atraer la inversión. Aclaró que la inversión extranjera suele representar un porcentaje menor en comparación con la inversión local. Sin embargo, al analizar diferentes países, se observa que una semilla inicial de inversión extranjera a menudo ha precedido al crecimiento de ciertos sectores. Esto puede ser de gran ayuda, ya que una nueva área económica necesita know-how, capital humano y propiedad intelectual.

Además, en muchos casos, la burocracia y las regulaciones excesivas también juegan un papel importante en la limitación de la inversión. Los inversionistas buscan seguridad jurídica y transparencia. En América Latina, excesivas barreras administrativas pueden desincentivar a las empresas a comprometer grandes montos de inversión en proyectos de largo plazo.

Otro sector clave es la educación y la formación laboral. Las inversiones en capital humano son esenciales para que la región pueda competir en una economía globalizada.

Las instituciones son fundamentales. Es crucial garantizar la confianza en que una inversión será respetada. Por ello, el Estado de derecho es clave, al igual que la manera en que funcionan el Gobierno y la sociedad civil.

Es importante también que se fomente una cultura de innovación y emprendimiento. En lugar de depender únicamente de sectores tradicionales, los países deben impulsar nuevas industrias basadas en el conocimiento, la tecnología y la creatividad. Esto no solo ayudaría a diversificar las economías, sino que también generaría oportunidades de empleo más sostenibles y mejor remuneradas.

La permanente inestabilidad política a la que nos expone el pacto de Gobierno instaurado en el Perú, no brinda seguridad jurídica para las inversiones; la débil institucionalidad, no garantiza sostenibilidad. La burocracia y sobreregulación, desincentiva dirigir las miradas de grandes conglomerados hacía nuestro país. Y la actual inversión local, está acentuada al sector servicios: retail, comercio, gastronomía, servicios de salud y educación privados. Es decir, nuestros propios empresarios no hacen gran industria ni producen bienes. Solo masifican servicios. Salvo destacadas excepciones que en el panorama nacional, no representan un porcentaje considerable. Para analizar y proponer cambios.