Brasil enfrenta un nuevo desafío comercial tras la decisión de Donald Trump de imponer aranceles del 25% a las importaciones de acero y aluminio. La medida, que entrará en vigor el 12 de marzo, afectará directamente a las exportaciones brasileñas. Ante esto, el gobierno de Lula optó por la negociación en lugar de represalias, buscando evitar una «guerra comercial» que perjudique a su industria siderúrgica.
«Brasil no fomenta ni entrará en ninguna guerra comercial. Siempre estaremos a favor de fortalecer el libre comercio», afirmó Alexandre Padilha, ministro de Relaciones Institucionales. EE. UU. es uno de los principales destinos del acero brasileño, y Brasil ocupa el segundo lugar en exportaciones de este producto al mercado estadounidense. El aluminio también se verá afectado, con un impacto potencial de 267 millones de dólares en pérdidas.
Brasil busca replicar la estrategia de 2018, cuando logró negociar cuotas de exportación de acero semiacabado con aranceles reducidos. El vicepresidente Geraldo Alckmin confirmó que se seguirán los mismos pasos: «Buscaremos que el Gobierno de EE. UU. encuentre una solución; una salida es crear cuotas». Gran parte del acero brasileño es semielaborado y se procesa en EE. UU., por lo que los aranceles podrían perjudicar también a las acerías estadounidenses.
La industria brasileña del acero y aluminio está en alerta. En 2024, Brasil exportó un promedio mensual de 312.239 toneladas de acero a EE. UU. Un arancel del 25% podría reducir significativamente estas cifras. La Asociación Brasileña del Aluminio (Abal) expresó su preocupación, señalando que la medida no prevé excepciones ni exenciones para ningún país.
Además, Brasil es uno de los principales compradores de carbón metalúrgico de EE. UU., con una inversión de 1.400 millones de dólares en 2024. Esto refuerza la interdependencia comercial entre ambos países. Aunque inicialmente se habló de represalias, el gobierno de Lula prefirió moderar su postura y apostar por el diálogo.
La diplomacia brasileña confía en que la medida de Trump podría revisarse en el futuro. «Medidas unilaterales de este tipo son contraproducentes para mejorar la economía mundial», afirmó el ministro de Hacienda, Fernando Haddad. Mientras tanto, Brasil busca proteger su industria y mantener una relación comercial estratégica con EE. UU., evitando una escalada que perjudique a ambos países.