Estados Unidos desató nuevas tensiones comerciales al imponer un arancel del 25% sobre las importaciones de acero y aluminio procedentes de China. La medida, anunciada por la administración de Donald Trump, golpeó de inmediato a las siderúrgicas chinas y generó inestabilidad en los mercados bursátiles.

Las principales empresas del sector registraron pérdidas tras la noticia. En la Bolsa de Shanghái, Baosteel cayó un 0,14% y Shandong Iron and Steel retrocedió un 2,05%. En Shenzhen, compañías como Angang Steel y HBIS también sufrieron descensos, mientras que en Hong Kong, el índice Hang Seng perdió un 1,1% en medio de la incertidumbre.

Aunque Estados Unidos compra menos del 2% de su acero a China, la decisión de Trump preocupa a la industria global. Analistas advierten que la sobreoferta china podría redirigirse a mercados como Canadá y la Unión Europea, lo que impulsaría nuevas barreras comerciales contra el acero barato.

La medida llega en un momento difícil para el sector siderúrgico chino, que enfrenta una crisis interna por la desaceleración inmobiliaria y el exceso de capacidad. Con la demanda interna en declive, las exportaciones de acero son clave para la supervivencia de las empresas del rubro.

El impacto del nuevo arancel podría extenderse más allá de China. Países latinoamericanos y europeos, que dependen de las fluctuaciones del mercado siderúrgico global, temen un efecto dominó con precios a la baja y restricciones comerciales más estrictas.

Beijing aún no ha anunciado una respuesta oficial, pero expertos prevén represalias comerciales contra productos estadounidenses. La guerra comercial entre ambas potencias, lejos de apaciguarse, podría escalar con nuevas medidas proteccionistas.

Mientras tanto, las bolsas asiáticas seguirán atentas a la reacción de China y a posibles ajustes en la política comercial de Washington. La tensión en el sector siderúrgico no parece disiparse pronto.