El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio un nuevo golpe a las relaciones multilaterales al retirar a su país del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Además congeló los fondos destinados a la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA). La decisión, formalizada mediante una orden ejecutiva, refleja la desconfianza de Trump hacia organismos internacionales que considera «ineficaces» y «sesgados».

En una declaración en la Casa Blanca, Trump criticó duramente a la ONU, afirmando que no está cumpliendo con su potencial. «Durante mucho tiempo ha sido ineficaz. Hay grandes esperanzas en ella, pero no está bien gestionada», dijo el mandatario, quien firmó la orden con su característico rotulador negro. Además, exigió que tanto la UNRWA como el Consejo de Derechos Humanos «pongan orden en sus asuntos».

La Casa Blanca justificó la medida acusando al Consejo de Derechos Humanos de mostrar un «sesgo constante contra Israel». Y de permitir que países como Irán, China y Cuba lo utilicen para «protegerse a sí mismos». La orden ejecutiva también menciona que varios organismos de la ONU han promovido «sentimientos radicales o antiestadounidenses». Esto llevó a Trump a exigir una revisión de su participación en convenciones y tratados internacionales.

Esta no es la primera vez que Trump toma medidas contra la ONU. Durante su primer mandato (2017-2021), ya había retirado a EE.UU. del Consejo de Derechos Humanos y suspendido la financiación a la UNRWA, exigiendo a los palestinos retomar las negociaciones de paz con Israel. Aunque el país se reincorporó al Consejo bajo la administración de Joe Biden, Trump ha vuelto a marcar distancia con su política de «América primero».

La decisión de congelar los fondos a la UNRWA afecta directamente a más de cinco millones de refugiados palestinos que dependen de la agencia para recibir asistencia humanitaria. La medida ha sido criticada por organizaciones defensoras de los derechos humanos, que la consideran un golpe a las poblaciones más vulnerables en Medio Oriente.

Además de su retirada del Consejo de Derechos Humanos, Trump ha reafirmado su política de «máxima presión» contra Irán, firmando un memorando que reimpone sanciones al país por su programa nuclear. Esta postura agresiva hacia Teherán y su distanciamiento de organismos internacionales reflejan la continuidad de su enfoque unilateral en política exterior.

Con esta decisión, Trump refuerza su legado de desconfianza hacia el multilateralismo, marcando un contraste con las administraciones anteriores. Mientras sus seguidores celebran su firmeza, críticos advierten sobre el aislamiento de EE.UU. en el escenario global y el impacto humanitario de estas medidas. El futuro de la relación entre Washington y la ONU sigue en el aire.