La concesión entregada en 1999 al Terminal Internacional del Sur (Tisur), que le permite operar en el Terminal Portuario de Matarani, termina en el 2029. Sin embargo, la transnacional ya busca una ampliación del contrato por otros 30 años. Aunque no todo es positivo, pues sus operaciones van de la mano con denuncias de contaminación ambiental de la empresa chilena CBB, uno de sus subarrendatarios.
A cielo abierto
Desde el inicio de la concesión, Tisur trabaja con empresas mineras que cargan y desembarcan minerales y otros materiales. En 2010 surgió la idea de construir una planta cementera en el puerto. Ya en el 2019 el proyecto lo realizó la empresa chilena CBB (Cementos Bio Bio). Desde el anuncio de la edificación existió la oposición de la población por temor a una contaminación con clinker (materia prima del cemento).
Aun así, la compañía obtuvo la licencia de construcción de la Municipalidad Provincial de Islay en noviembre del 2020, con una inversión de 20 millones de dólares. Desde entonces, CBB empezó la producción de 200 mil toneladas de cemento por año a tan solo 800 metros del área urbana de Matarani.
Y desde el principio comenzaron los daños medioambientales. Sucede que CBB operaba a cielo abierto dejando escapar clinker a la atmósfera. Esto pesar de que la regulación le obligaba a descargar de manera encapsulada. Tisur fue comparsa de CBB y hasta la fecha no hicieron nada para mitigar los daños. Incluso, buscan ampliar su contrato, toda vez que prolonguen su concesión por tres décadas.
“Nosotros somos una instalación portuaria de servicio público. Todo cliente que acuda a nosotros tiene carta libre para operar (…) No tengo el detalle de la operación específica de CBB. Sí tengo que decir que Tisur cumple con las regulaciones medioambientales. Nosotros damos condiciones sobre las cuales ellos (concesionarios) tienen que hacer el uso de nuestras áreas. La forma de operar es propia de la empresa”, declaró a Revelación.pe Mauricio Nuñez del Prado, gerente general de Tisur, luego de una conferencia de prensa que brindaron el pasado jueves en la Cámara de Comercio e Industria de Arequipa.

Acotó que no tiene influencia en las actividades de sus subarrendatarios, lo que implica que tampoco se garantiza las regulaciones medioambientales en su área de operaciones. “‘Cuando entran a nuestra operación portuaria ellos se adhieren a nuestros estándares medioambientales para evitar contaminación. No tenemos quejas de ninguno, eventualmente atendemos algunas consultas de nuestra comunidad. Nunca recibimos denuncias de CBB, pero sí tomamos conocimiento. Les pedimos que resuelvan estos temas y entendemos que así ha sido”, concluyó.
Prometen beneficios
Mauricio Nuñez también planteó la necesidad de una mayor sinergia entre los puertos de Chancay y Matarani para optimizar la distribución de productos en el territorio peruano. Si bien reconoció las mayores capacidades de Chancay para la exportación e importación, destacó el desarrollo de la infraestructura en Matarani.
«Creemos en la competencia como un motor de mejora continua», afirmó Núñez Del Prado, resaltando el compromiso de Tisur con el crecimiento del país. A pesar de la competencia, la empresa proyecta un crecimiento del 5% para este año, contribuyendo significativamente al Producto Bruto Interno (PBI).
Tisur anunció una inversión de 600 millones de dólares para ampliar la capacidad del terminal. Estará enfocada principalmente en mejorar el almacenamiento de minerales, adquirir nuevas grúas y aumentar la capacidad de los muelles. Esta inversión promete un crecimiento exponencial de la empresa, que pasó de almacenar 1.3 millones de toneladas en el 2000 a 8.2 millones en 2022. Y se proyecta mayor producción en años posteriores
Asimismo, destacó la estabilidad de las operaciones portuarias a pesar de la coyuntura política. Sin embargo, la incertidumbre sobre el futuro del puerto de Corio, anunciado por el Gobierno Regional de Arequipa, plantea nuevos desafíos para la región.