Jorge Luis Ortiz Delgado, analista político, es Licenciado en Administración por la Universidad Católica de Santa María, con una maestría en Relaciones InternacionalesAplicadas en la UNIA, España, otra en Comunicación y Marketing, y cursa un doctorado en Ciencias Jurídicas y Políticas en la Universidad Pablo de Olavide. Es docente universitario, columnista y un atento observador de la realidad nacional e internacional. En esta oportunidad lo entrevistamos para abordar sus impresiones sobre la segunda llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y el impacto que tendrá en América Latina y el Perú.
¿Qué le espera a América Latina, y especialmente al Perú, la segunda presidencia de Donald Trump en EEUU?
Trump no nos necesita, lo ha dicho en la misma Sala Oval. Y es cierto, desde el punto de vista comercial, EEUU es un socio importante para cada uno de los países latinoamericanos, el primero en unos casos, el segundo en otros, pero no somos prioridad comercial para EEUU. Más allá de tener a Marco Rubio como el primer secretario de Estado de origen latino en la historia de Estados Unidos, y ahora enviado a Centroamérica, sobre todo, para evitar una tendencia aislacionista de la política exterior de Trump, América Latina es hoy referencia para la Casa Blanca en materia de migración. Es decir, leyes duras para reducir la migración y promover las deportaciones masivas, con los argumentos ya conocidos como el incremento de la delincuencia, el narcotráfico, la transculturización y la afectación al empleo local, que, desde mi punto de vista, son más argucias declarativas que constatación de la realidad en la mayoría de los postulados.
¿Y en cuanto al Perú?, ¿deberíamos preocuparnos?
No deberíamos preocuparnos mientras no se vean alterados, en perjuicio nuestro, los términos del acuerdo comercial con EEUU. Gracias al TLC firmado, EEUU tiene la cuarta Inversión Extranjera Directa en el Perú. Más de 21 mil millones de dólares se transan en el comercio bilateral y las exportaciones se han incrementado en más del 90% entre el 2009 y 2023. Las importaciones aún más, 150% de crecimiento. La cooperación internacional, quizá, pueda verse afectada por la tendencia de Trump a reducir sus aportes a la comunidad internacional a través del presupuesto a las agencias multilaterales para el desarrollo. Para comenzar, Trump ya firmó la desafiliación de la OMS.
¿Cree que los estadounidenses han hecho una buena elección?
Si observamos qué había del otro lado, pues estaba Harris, que prometía acabar con la especulación con los precios de los alimentos que, en realidad, sonaba más a control de precios; restablecer el derecho al aborto e incluso llegó a reunirse con “grupos minoritarios” para apoyar leyes especiales a su favor. O sea, mientras que Trump apuntó al corazón de las preocupaciones (y al miedo) de los estadounidenses que tenían que ver, principalmente, con su economía, el empleo y la seguridad, Harris se siguió apoyando en una discurso progresista, más social y menos pragmático. Por eso los latinos votaron masivamente por Trump. Lo peor para Harris ha sido prometer cambios, los que fueran, que no estuvo en capacidad de hacer siendo ella parte del Gobierno.
¿Trump fue entonces el mal menor?
Es el presidente que necesita Estados Unidos, ahora. Para nuestro mal, un presidente proteccionista en la industria; para su bien, un presidente enfocado en su recuperación económica y no dispendioso en intervenciones extranjeras.
Donald Trump es señalado por sus detractores como fascista. ¿Cuán cierto es esto?
Trump es un tipo arrogante, sin duda, que ha hecho de su altivez un sello personal en las campañas en las que ha participado. Dicho esto, los resultados de sus gestiones no se van a medir objetivamente por su personalidad. En su primera presidencia, recordemos, el empleo y los salarios crecieron y hubo una rebaja de impuestos, aunque también inició una guerra comercial con China que repercutió en gran escala. Los que lo señalan como fascista son los mismos que podrían muy bien haber calificado a Hugo Chávez de demócrata revolucionario o culpar de la miseria de Cuba a Estados Unidos. No saben de qué hablan.
¿Dina Boluarte debería estrechar lazos con Donald Trump?, ¿mostrarse como su aliada como lo hace Javier Milei?
Comparar a Dina Boluarte con Javier Milei en relaciones exteriores es un despropósito. Un mal chiste. Boluarte sobrevive. Milei lidera. Boluarte apena en el extranjero. Milei desenfunda el sable. Que la política exterior en el Perú la asuma la Cancillería, para que Boluarte se ocupe solo de sus extensas y próximas defensas legales. Se le está acabando el tiempo de privilegios.