La tartrazina, conocida como amarillo 5, vuelve al centro del debate mundial por sus posibles efectos negativos en la salud. Este colorante artificial, derivado del petróleo, se encuentra en una amplia variedad de productos procesados que se consumen diariamente en Perú, como galletas, quesos y yogures de sabores.

Según el nutricionista Bladimir Morales, este aditivo es atractivo para la industria por su bajo costo y estabilidad, características que garantizan que los alimentos mantengan su color durante largos periodos. Sin embargo, su uso está limitado a los productos ultraprocesados, dejando a los consumidores poco conscientes de su exposición a este compuesto.

Los efectos adversos más comunes asociados a la tartrazina incluyen alergias, asma y rinitis alérgica. Además, algunos estudios han sugerido una posible relación con el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) en niños. Aunque la evidencia no siempre es concluyente, Morales advierte que estos hallazgos son suficientes para reabrir el debate sobre la seguridad de los aditivos alimentarios.

La presencia de tartrazina no se limita a alimentos amarillos o naranjas. Este compuesto también puede encontrarse en productos que aparentan ser saludables, como yogures de sabores o quesos procesados. Para identificarlo, el nutricionista recomienda a los consumidores leer detenidamente las etiquetas de los productos, ya que la industria está obligada a declarar su uso.

Pese a la falta de evidencia concluyente que relacione directamente la tartrazina con enfermedades graves, Morales enfatiza que esto no descarta los riesgos potenciales. Según el experto, “la ausencia de pruebas definitivas no significa que sea seguro. La industria alimentaria suele aprovechar esta incertidumbre para justificar su uso”.

Reducir la exposición a este colorante es posible adoptando una dieta basada en alimentos naturales y mínimamente procesados. Morales sugiere priorizar las comidas caseras y evitar productos empaquetados. Además, recalca la importancia de educar a la población sobre la lectura de etiquetas como una herramienta para fomentar decisiones informadas y responsables.

El debate sobre la tartrazina no solo plantea desafíos científicos, sino también éticos y económicos. Mientras las investigaciones continúan, expertos como Morales llaman a la precaución y al consumo consciente para minimizar los riesgos asociados a este polémico aditivo.