El incendio en Secocha, que cobró la vida de cinco personas, entre ellos dos niños, ha dejado a las familias en un estado de desesperación. Los padres, conmovidos por la pérdida de sus hijos, enfrentan no solo el dolor, sino también la precariedad económica para darles sepultura.
Hernán Cayo Huanca perdió a sus dos hijos Gino y Adrián, de 10 y 7 años. Se encontro a los menores juntos bajo los escombros. Se presume que, al momento del incendio, dormían solos y, al no poder escapar, se abrazaron esperando ser rescatados. Ellos estaban en su pequeña habitación, ya que su padre trabajaba en una mina de la zona.
Hernán, quien desde hace dos años es padre y madre para sus hijos tras separarse de su conviviente, relató cómo trabajaba para darles un futuro mejor para sus hijos. Sin recursos para trasladarlos a su tierra natal en Cusco, se resigna a enterrarlos en Secocha, agradeciendo el apoyo de la comunidad, pero sin el respaldo suficiente de las autoridades.
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Otro testimonio, igualmente de desgarrador, proviene de un familiar de las hermanas Nataly (15) y Norma Papel Sencia (22), originarias de Paruro, Cusco. Ambas se mudaron hace 15 días con el esposo de Norma, Marco Chuma Quispe, quien, tras salir de su trabajo, se enteró de la tragedia. Al llegar a su habitación, descubrió que su esposa y cuñada habían muerto juntas al intentar escapar de las llamas.
El testimonio de los familiares refleja el dolor por la pérdida y la falta de apoyo para trasladar los cuerpos de las víctimas a su tierra natal. En este contexto, las autoridades no han dado respuestas claras sobre el proceso de repatriación.
La tragedia también se cobró la vida de Paulino, un hombre de unos 60 años, quien vivía solo y no pudo escapar del fuego. El desastre resalta la vulnerabilidad de los habitantes de Secocha ante la falta de infraestructura segura y la precariedad en la que viven.
Mientras se espera que las autoridades actúen con celeridad, la tragedia en Secocha pone de relieve la necesidad urgente de un sistema de apoyo que garantice justicia y dignidad para las víctimas y sus familias en momentos tan devastadores.