El papa Francisco, en su autobiografía «Esperanza», lanza duras críticas a la violencia en Gaza, asegurando que matar a civiles indefensos “también es terrorismo”. Condenó tanto los ataques de Hamás como los bombardeos israelíes que han devastado hogares y vidas, dejando miles de muertos y desplazados, en su mayoría mujeres y niños.
Francisco destaca la falta de acción efectiva de la comunidad internacional, calificándola de “vergonzosa”. Según el pontífice, la incapacidad de los líderes mundiales para frenar esta espiral de violencia ha convertido el odio en un «maremoto de barbarie» que sigue cobrando vidas inocentes diariamente.
El relato del papa incluye episodios desgarradores, como el asesinato de mujeres y voluntarios en Gaza. El papa define esto como una muestra del «terror insensato» de la guerra. Mencionó también el dolor que siente al estar en contacto constante con comunidades afectadas, como la iglesia de la Sagrada Familia, ahora escenario de muerte y destrucción.
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Esta postura crítica del papa no solo es un llamado a detener la masacre. Sino también una invitación a repensar las raíces de los conflictos y la indiferencia internacional. Su mensaje va más allá de la política, apuntando a la necesidad de humanidad y justicia frente al sufrimiento colectivo.
En el libro, Francisco también aborda temas sociales relevantes, reafirmando que la Iglesia acoge a todos sin excepción, incluidos homosexuales y transexuales. Señala que el amor y la aceptación son valores esenciales. Y reitera que la homosexualidad no es un crimen, sino un hecho humano que no debe ser perseguido.
El pontífice, de 88 años, aprovecha para reflexionar sobre su vida, incluyendo atentados fallidos y momentos personales de su juventud. Su apertura y sensibilidad contrastan con la imagen tradicional del papado, ofreciendo una visión renovada de la Iglesia en tiempos de crisis global.
«Esperanza» es más que una autobiografía: es un manifiesto que combina experiencias personales, análisis crítico de conflictos internacionales y una invitación a construir un mundo más justo. Su lanzamiento coincide con el Jubileo, un recordatorio de que la fe también puede ser un motor de cambio social