Por Romario Huamaní

Traducción del alemán al castellano por Miguel Barreda

La primera impresión al ver la película Góndola (2023) del director alemán Veit Helmer puede ser para muchos la ausencia de los diálogos —no hay que caer en esta presunción—. El decorado natural del pueblo (custodiado por las cadenas montañosas en el oeste de Georgia) y las locaciones más frecuentes (las dos cabinas del teleférico), en los que transcurre la trama del encuentro entre Nino (Nini Soselia) e Iva (Mathilde Irrmann), ponen en cuestión el interés personal del director para la realización de este filme.

¿Somos capaces acaso de comunicarnos sin palabras? Es la interrogante a la que se enfrenta Helmer al proponer una historia simple y a la vez profunda en lugares aislados y pintorescos. Pero no es solo el vínculo que se va construyendo con símbolos y juegos. Encontramos una complicidad en los murmullos, risas, jadeos, entre otros que se van profundizando en cada encuentro, y que representan en su totalidad el estado anímico y las motivaciones de las protagonistas: una figuración que está sujeto al deseo por ser reconocido por el otro.

El cineasta arequipeño Miguel Barreda actuó como interprete en esta entrevista.

Desde esta mirada, hay una doble intención en la propuesta visual del artista, que abarca desde la soledad del personaje hasta el inevitable romance, algo forzado, de las muchachas: la primera, en hallar los recursos visuales y sonoros para explorar la dimensión poética, y si se quiere mágica, de la cotidianidad en el campo; y la segunda, la nostalgia por el cine mudo para engrandecer la interpretación actoral. Sin ir más lejos, podemos hallar una identidad narrativa mediante la música de Sóley Stefansdottir y Malcom Arison. 

Respecto a este comentario surgió la siguiente entrevista el año pasado, a fines de noviembre, en las aulas del Instituto Cultural Peruano Alemán (ICPA), en la ciudad de Arequipa. El cineasta Veit Helmer se encontraba realizando la clase magistral sobre “Dirección, guión, producción y distribución”. 

Góndola es la última película de Veit Helmer, que fue estrenada en noviembre.

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Su estilo de cine sin diálogos puede facilitar la etapa del casting; sin embargo, esta elección arbitraria por sus personajes termina por cambiar la intención inicial del guión como ocurrió en “Góndola”. ¿A qué preocupaciones estéticas responde su estilo visual?

Hay un libro de François Truffaut que se llama “Señor Hitchcock como lo hizo”, que he leído cuando tenía 15 años. Y ahí Hitchcock menciona que todo lo que se dice en una película en lugar de mostrarse es algo que está perdido para el espectador. Y también afirma que la palabra y los diálogos deben ser como parte de la banda sonora, como un sonido más, como un ruido más que pertenece a todo el complejo de los medios que componen una película.

Tanto Truffaut como Hitchcock son visionarios del arte visual. Pero cuando él hizo sus películas me he dado cuenta que usan diálogos para explicar. Creo que la ventaja de una película sin diálogos es que se puede mostrar en muchos países. No hay que traducirlos, no hay que subtitularlos. No hay que doblarlos. Uno puede trabajar con artistas de otros países. Y tanto las películas no tienen que ser traducidas no corren el peligro de que sean mal traducidas. Para mi el cine es un arte visual. Mis películas también tienen un diseño sonoro muy desarrollado. Y cuando libero a la película de los diálogos abro el camino para la banda sonora, para que el sonido sea también relevante. 

¿Cómo fue el proceso de casting en “Góndola”?

Inicialmente, iba hacer una película de una historia de la relación entre un hombre y una mujer. Pero detecté, haciendo casting a dos actrices que me gustaron mucho, que la cosa no iba por ahí. Y entonces cambié el guión. Personalmente me gusta estar en el proceso del casting. Lo que pasó después es que la coproductora en Georgia, lugar donde filmamos, anunció que no era una relación lésbica entre dos mujeres sino una relación de amistad, para evitar malos entendidos. 

¿Es determinante el espacio dónde ocurre la historia? Hablo de locaciones como trenes, teleféricos o barcos que están presentes en sus largometrajes

Mayormente son los lugares los que me inspiran a desarrollar una historia para ese lugar.

¿Cuándo sabemos que el guión está terminado? 

La respuesta más sencilla es cuando todos están satisfechos, al menos los que financian. O también puedes decir que el guión está listo cuando ya no tienes más ideas (risas). O cuando personas que saben de cine y guiones lo leen y reaccionan para bien. Porque muchas veces sucede que durante la preparación uno sigue haciéndole corrección al mismo guión. O durante el casting, uno acondiciona o cambia las condiciones del guión de acuerdo al casting. También sucede que los actores aportan ideas. Incluso durante el rodaje se cambian los guiones. O también durante el montaje uno se da cuenta que hay cosas que no funcionan. Y hay que volver a filmar, y por ende, volver a escribir o reinscribir. 

¿Cuál es la concepción del ser humano en sus películas? 

En retrospectiva puedo decir que la mayoría de mis personajes son solitarios. Son individuos que viven aislados y que desarrollan un tipo de creatividad particular para conocer a otras personas. Y ese tipo de seducción puede tener una connotación poética pero también cómica. 

¿Hay temas que no se deben llevar al cine? ¿Hasta dónde llega la responsabilidad del director de cine al realizar una película con un marcado discurso político?

El cine es un medio perfecto para tematizar ciertos asuntos como la injusticia por ejemplo. Considerando que el proceso de hacer una película es un proceso largo, muchas veces una película no puede reaccionar tan rápidamente a la actualidad. A pesar de que hay muchos temas que nos puedan parecer interesantes, conmovedores o emocionalmente atractivos, una vez hecha la película pierde interés. Obviamente no todas las películas necesitan 13 años de desarrollo, pero tampoco es posible hacer un largometraje con dos o un año mínimo de desarrollo. Entonces la relevancia de lo actual se pierde durante el proceso de realizar la película.

¿Qué es lo más complicado en el trabajo como director de cine?

Lo más complicado es buscar un guionista. Porque no se puede prever lo que va a suceder después. Es una relación bien delicada. Porque puede ser que el autor empiece a trabajar por su cuenta y cuando vuelva a reunirse con el director venga con sorpresas. Algo parecido sucede con la relación que hay con los músicos que se encargan de la banda sonora de la película porque estás trabajando con algo más abstracto, con todas las demás áreas de producción, como director, uno tiene más intercambio y más control.

Y a la vez, cuando uno trabaja como guionista y busca un director es necesario que encuentre alguien que comparta su visión, que sea capaz de traducir esas ideas en imágenes apropiadas. Durante el proceso cinematográfico puede ser que las demás posiciones sean intercambiables; se puede cambiar a un sonidista, a un director de fotografía, un vestuarista. Pero los encargados de producción, dirección y guión deberían estar desde el principio hasta el final del proyecto. 

¿Qué pasa cuando hay estos famosos laboratorios o talleres de cine que, lamentablemente o felizmente, son indispensables para que una película tenga una buena llegada a festivales?

Es muy importante en ese caso saber confiar en el instinto propio para mantener la idea original que nos motivó a generar un proyecto. Me pasó en un taller que tenía 10 asesores y durante una semana, tres horas cada día, trabajamos en el mismo guión. Y con el octavo asesor me di cuenta que todas eran las mismas propuestas tontas, que no tenían nada que ver con lo que quería hacer.

Es algo similar ahora que se trabaja con inteligencia artificial. Cuando tienes un problema para resolver el guión le preguntas a ChatGPT y te puede hacer 30 propuestas. Quizás todas ellas sean estúpidas, pero a través de las tontas propuestas se pueden desarrollar nuevas ideas. Los mejores asesores de guión no son los que reciben tu guión y luego te dan una conferencia sobre tu guión, sino son aquellos que te empiecen a preguntar y te das cuenta de la diferencia entre lo que has escrito y lo que deberías escribir.  Lo que sí es imposible es que nuestra película le guste a todas las personas. 

¿Qué hace cuándo no está realizando una película?

Actualmente estoy aquí en el Perú (se ríe). Muestro mis películas y también doy charlas y clases. Me gusta por ejemplo rescatar casas antiguas que están desvencijadas o están a punto de caer. Rescatarlas y restaurarlas.